Antes de morir de un disparo cuando se disponía a evitar que dos asaltantes despojaran a su vecino de una motocicleta, Edwin Pichardo solía venir al país desde España durante sus vacaciones para reunirse con su familia.
El hombre tenía 45 años y llevaba 12 de ellos residiendo en Barcelona. Sin embargo, nunca descuidó su costumbre de pasar un mes en República Dominicana compartiendo con sus allegados mientras se hospedaba en casa de su madre, la cual está ubicada en el sector Los Cerros del Ozama, de Santo Domingo Este.
Este año había llegado la noche del viernes primero de febrero, siendo recibido por el azote de la delincuencia al día siguiente en horas del mediodía cuando notó que dos atracadores trataban de quitarle la motocicleta al joven que residía justo al frente.
Seguido, Pichardo se puso a cubierto detrás de la puerta de la marquesina, sacó su pistola y la sobó, produciendo un sonido que hizo que los malhechores se percataran de su presencia, a lo que ellos respondieron propinándole un disparo en la cabeza que acabó con su vida al instante.
“Él estaba adentro lavando su motor y vio que iban a atracar a un muchacho. Él pensaba que lo estaba haciendo con sigilo, pero los ladrones oyeron cuando sobó la pistola. Le dieron encima de un ojo, fue un disparo fulminante”, narró el padre de la víctima, Avelino Pichardo.
De su lado, Wilfredo Pichardo, hermano del fenecido, relató que, de camino a casa de su madre, recibió una llamada en la que le informaron de lo que le ocurrió a su pariente.
“Él me estaba esperando, íbamos a salir para hacer una diligencia y cuando llego a la casa me informaron de lo sucedido”, dijo Wilfredo Pichardo.
Tras ser sometido a las experticias del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), el cuerpo del fallecido fue velado ayer en la funeraria Blandino en medio del llanto y la pena de las personas cercanas. Será enterrado hoy en el cementerio Cristo Salvador.
Hasta el momento, las autoridades no han capturado a ninguno de los autores del hecho.
Mientras tanto, Wilfredo Pichardo y otros familiares han denunciado que la delincuencia en Los Cerros del Ozama atormenta a sus residentes, manifestándose principalmente en olas de atracos.