Mileidy, Jean Carlos y Francis aún no lo creen, no pueden comprenderlo. Su padre, quien tenía 30 años casado con su madre, la mató a puñaladas y no muestra arrepentimiento por haber arrancado la vida a la mujer que los trajo al mundo. Sus gritos son de tristeza y desesperación. En la Funeraria Valle de Luz, del sector Las Palmas de Herrera, nadie levanta la cabeza, nadie puede mirar el cuerpo de Lourdes en el ataúd, nadie asimila que Domingo Moreta Bautista, su esposo, la asesinara cuando era una mujer cristiana que nunca alzó la voz a otro y que  oraba por  familiares y amigos.

Domingo, el asesino, quien emite un insportable olor a gasoil- que ingirió con fines de quitarse la vida- está con vida en la Unidad de Reanimación Mecánica del Hospital General Marcelino Vélez Santana y asegura que no se arrepiente de lo que hizo. “Mi intención era matarla a ella, al tipo con quien me engañó en mis narices durante tres años y matarme yo, si lo hubiera encontrado a los dos te aseguro que todos estaríamos muertos”, afirmó el hombre con actitud altiva. “Si encontrara al tipo en este momento lo mataría, por todo lo que me hizo, porque cuando yo me iba a trabajar él entraba a mi casa en supuesta calidad de amigo y se quedaba en mi casa haciendo de todo con mi mujer”, precisó.

Perdón. Moreta Bautista le imploró a sus tres hijos que lo perdonen por lo que hizo. “Yo me fui de la casa tres veces porque no podía aguantar el dolor de ver que mi mujer me pegara los cuernos. Todo lo que hice y lo que aguanté durante tantos años fue por ellos, porque soy un hombre que vivo por mis hijos”, dijo Moreta, quien está custodiado por la Policía y esposado a la camilla para evitar que se fugue o atente contra su vida nuevamente.