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BOGOTÁ (EFE).- Un hombre inválido y su hijo secuestraron ayer lunes un avión de la compañía colombiana Aires, en el que viajaban otros 18 pasajeros, entre ellos dos bebés, y 5 tripulantes, en busca de una indemnización del Estado, que le había sido negada.
Durante cuatro horas, el país y las autoridades se mantuvieron en tensión, debido a los antecedentes de secuestros aéreos por las guerrillas, que pusieron en peligro la vida de sus ocupantes.
Los autores del secuestro, identificados como Porfirio Ramírez Aldana, de 42 años, en silla de ruedas, y su hijo Businhauer Ramírez Reynoso, de 23, informaron de su acción a la tripulación, quienes a su vez la dieron a conocer al pasaje.
La aeronave, un bimotor a hélice De Havilland Dash 8-300, de matrícula HK-4030, había despegado de Florencia, sur del país, a las 11.15 hora local (16.15 GMT) con destino a Bogotá con escala en Neiva (suroeste).
Todos los pasajeros, salvo el hombre que iba en silla de ruedas y que, luego, dijo portar explosivos, fueron revisados antes de embarcar.
Los secuestradores ordenaron al piloto que tomase rumbo directo a Bogotá y exigieron tener en el aeropuerto Eldorado a un miembro de una organización de derechos humanos, a un sacerdote y a un funcionario de la Fiscalía.
Hace 14 años, Porfirio Ramirez Aldana resultó herido de bala en un allanamiento a su vivienda, que le produjo la invalidez; demandó al Estado, pero la semana pasada el fallo judicial le negó la indemnización.
El avión aterrizó hacia las 13.00 hora local (18.00 GMT en el aeropuerto internacional Eldorado, que ya había sido cerrado, y fue estacionado en una pista próxima al Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).
En sus inmediaciones esperaban cerca de 250 hombres de las fuerzas especiales, una docena de ambulancias y tres carros de bomberos.
La prensa, desde muy lejos, observaba los movimiento en torno a la pequeña aeronave.
Ingresaron algunas personas al avión, al parecer miembros de la comisión, para hablar con los dos secuestradores, en una negociación cuyos términos se desconocen.
Cerca de una hora después salieron las mujeres, que eran cerca de la mitad del pasaje, y dos bebés, de dos meses y un año.
Controlada la zona, con parte del pasaje fuera de la aeronave, la presencia de altos mandos militares y de la Policía, y con las operaciones del terminal aéreo ya restablecidas, era más un problema de tiempo que de fuerza.
Otros tres pasajeros bajaron por la escalerilla, y de la bodega trasera del avión se sacó una silla de ruedas, la misma que había usado Ramírez Aldana para llegar, sin requisa, hasta el avión.
Fue colocada en la base de la escalerilla y se supo entonces que todo estaba por terminar.
Salieron pocos minutos después el resto de los pasajeros, y en el interior del avión quedaron secuestradores, la comisión y uno o dos tripulantes.
Justo frente a la escalerilla fue colocado entonces un inmenso camión de bomberos verde manzana, que impidió a reporteros gráficos, camarógrafos de televisión y televidentes, registrar y ver el momento exacto en que los secuestradores, la comisión y los tripulantes descendieron del avión.
El comienzo de este secuestro provocó el temor de que se repitiesen secuestros anteriores efectuados por la guerrilla.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) secuestró el 12 de abril de 1999 un avión que hacía la ruta entre Bucaramanga y Bogotá con 41 personas, fue obligado a aterrizar en un potrero y tripulantes y pasajeros fueron llevados a campamentos en la selva.
El 20 de febrero de 2002, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) secuestraron otro avión de Aires cuando cubría la ruta entre Neiva y Florencia, con 37 personas bordo.
La tripulación fue obligada a aterrizar en una carretera, de donde esa guerrilla se llevó al congresista Jorge Eduardo Gechem, quien sigue secuestrado.
Este secuestro provocó que el presidente Andrés Patrana (1998-2002) diese pocas horas después por terminadas las negociaciones de paz que llevaba con las FARC desde 1998.
