JUAN NADAL NOLASCO
Este miércoles recién pasado, hemos dado el último adiós a un hombre fuera de serie. Don Rafael Kasse Acta, un símbolo de la honestidad, el decoro y el patriotismo ha partido a encontrarse con almas nobles y generosas, allá en los cielos, donde obviamente el señor Dios, necesitaba su presencia, porque ha de tener vacantes, difíciles de llenar, no porque sean complejas las exigencias para aplicar, sino porque precisa de almas sencillas, solidarias, desinteresadas, como en toda su vida pública y privada lo fue Don Rafael Kasse Acta.

Humanamente hemos llorado su partida, sufrimos su enfermedad, pero nos admiramos de la valentía con que enfrentó en todo momento sus dolencias. Este hombre que pasó por puestos importantes del aparato de poder, nos deja lecciones de valor moral a quienes debemos orientar a las nuevas generaciones de esta sociedad convulsa, que por momentos parecería a punto de disolverse: se puede vivir de la profesión, ocupar la rectoría de la centenaria UASD; se puede ocupar una curul en la cámara baja, desempeñar puestos de renombre en asociaciones solidarias con otros pueblos y militar activamente en política, sin ser piedra de escándalo, ni pasar factura a cambio de los «servicios prestados». El gran ejemplo de ese patriota es que después de haber desempeñado esas funciones siguió siendo el ser proverbial, sencillo e íntegro; El esposo ejemplar, el familiar admirado y compañero respetado.

Septiembre coquetea con la señora muerte para inscribir en sus páginas luctuosas acontecimientos que nos traen el recuerdo de seres especiales. Allende y Neruda, en Chile; el Golpe de Estado contra Don Juan Bosch; los acontecimientos del 2001 en Estados Unidos y su repercusión en los pueblos árabes, el reciente luto por la muerte del doctor González Tamayo; la partida a los cielos de Doña Negrita, mujer de incalculables valores, que tal vez por su anonimato solo la mencionamos como la mamá de Danilo Medina. Encadenados estos y otros acontecimientos notaremos que giran en torno a Don Rafael Kasse Acta. Coincidencias como para que nunca lo olvidemos.

Necesidad tiene hoy más que nunca nuestra patria de hombres de esa estirpe. Un ser excepcional de quien basta decir que su filosofía de vida estuvo resumida en aquella frase repetida hasta la saciedad por el insigne Juan Bosch: Quien no vive para servir, no sirve para vivir.

En verdad no podemos competir con el señor Dios, que lo necesitaba a su lado, pero: ¡Que falta hacen hombres como Rafael Kasse Acta!