Homenaje al padre Lucas en sus 80 años

Homenaje al padre Lucas en sus 80 años

Mi mensaje en ocasión del homenaje que se le rindiera al padre Lucas Lafleur, párroco de la Parroquia del Divino Niño con motivo de su cumpleaños el pasado 5 de octubre.

No existe una ocasión más propicia, para demostrarle a un ser humano el cariño y amor que se le tiene, esta fecha de hacer un alto en el camino, en los afanes de trabajo del padre Lucas, por la ocasión tan especial de celebrar un aniversario tan importante de cuando su madre lo entregó al mundo, hace 80 años, tomando en cuenta su entera dedicación al bienestar comunitario y sembrar la semilla de las esperanzas por un mundo mejor, insuflándola a sus devotos fieles.

Nacido en el seno de una familia de fuerte raíces católicas, en la parte francesa de Quebec, en Canada, el padre Lucas vivió su infancia rodeado del amor de su madre, que él nos recuerda con frecuencia en agradables anedóctas de su vida hogareña y nos hace que nos sintamos más unidos a él, pese a lo disímil de nuestros respectivos orígenes en distintos territorios.

Las bodas de oro de su fructífero sacerdocio se lo celebramos hace cuatro años, y durante ese reconocimiento, vimos a un hombre humilde pero feliz y orgulloso de haber llevado la carga de una vocación con dignidad y honor, tal como debe de ser, sembrando la fe en sus feligreses de este país, que se benefició de sus ímpetus comunitarios. Sus valiosas homilías, y mensajes plasmados en el informativo parroquial, llenan un papel importante, ya que no son las simples palabras que desde el púlpito se pronuncian en cada ocasión, en especial cada domingo del año, y los fieles salen de la Iglesia muchas veces sin haber entendido nada.

Sin embargo, lo valioso de la personalidad del padre Lucas, ya en este valioso aniversario, es que sus mensajes calan muy hondo en nuestras almas; son guías para ser imitados y seguidos al tener muchas veces una interpretación más lógica a los que nos dice la Biblia en sus diversas lecturas. Desde allí podemos atraer para nuestras conciencias las guías necesarias para decidir si queremos mejorar como seres humanos, siendo menos arrogantes o testarudos y ver con diferentes ojos al prójimo, hasta sacar un tiempo para acercarnos al compañero o compañera que van desde los del hogar hasta los vecinos y compañeros de trabajo.

Hoy creemos que el Padre Lucas, en su peregrinar en esta tierra quisqueyana, desde sus peripecias en tiempos que las carreteras y caminos no existían en el Cibao, de su vida pastoral la cual la ha vivido intensamente y realmente en su lenguaje de un español afrancesado con salpiques sajón, nos permite disfrutar de sencillas pero profundas orientaciones con un mejor conocimiento de asimilar las sagradas escrituras, que muchas veces nos deja confundidos si se fueran a querer comprender literalmente.

El padre Lucas vino a esta parroquia del Divino Niño a prenderla en el fuego de la fe y hacer arder los corazones de su feligresía, y lo ha ido logrando a ojos vista de cómo las devociones y el acercamiento a la parroquia es notable y obligando a que los fieles cambiemos, que en principio, teníamos en mente otro tipo de pensamiento más materialista y menos religioso.

En este día, padre Lucas, el regocijo de sus amigos y fieles seguidores de las enseñanzas de nuestra fe, les rendimos este homenaje con el corazón en las manos y con plegarias a nuestro Padre Celestial, como lo hicimos hace un momento en la misa, para que podamos contar con usted por años sin tiempo, para seguir bebiendo de sus enseñanzas evangélicas donde recibimos un sentir práctico de la doctrina y nos permite, si queremos ser mejores seres humanos, acercarnos al prójimo sin la arrogancia o desprecio que muchas veces caracteriza a los humanos. ¡Felicidades Padre Lucas!

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