Víctor Alexander Portorreal Mendoza («Alex» y/o «Greña»), de 30 años y acusado de matar a su pareja y los tres hijos de ésta, fue a San Carlos a visitar a su suegro, donde procuró una ropa de los niños sin levantar sospecha. Además, al día siguiente robó y empeñó la tablet de los pequeños, según la solicitud de medida de coerción presentada ayer por el Ministerio Público y aplazada para esta mañana a las 10:30.
El coordinador de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, José Alejando Vargas, tomó la decisión en virtud de que los familiares de las víctimas no estaban. Así atendió una petición de la Fiscalía corroborada por la defensa.
El magistrado también rechazó la solicitud de la defensa para que el acusado sea sometido a una evaluación sicológica.
Vargas sostuvo que esa evaluación es improcedente en esta etapa del proceso, pues el imputado está consciente y lúcido. Empero, dijo que la defensa podría reiterar su petición en otra fase del litigio.
Para decidir ese punto, le preguntó al acusado por su edad y actividad laboral. Portorreal Mendoza respondió bien; lucía cabizbajo y distendido, mientras movía las rodillas.
Según el expediente, Portorreal Mendoza amordazó y mató el domingo 4 a su pareja Reyna Isabel Encarnación Morales, de 32 años, con cuchilladas en el cuello, tórax y abdomen. La víctima presentaba contusiones en el introito vaginal.
De inmediato, violó y después estranguló con sus manos a Ángela Bodden Encarnación, de 6 años. Lo mismo hizo con Daniela, de 10. Presentaban contusiones en introitos vaginales.
Luego llevó a Rajamín, de 9 años, a la casa de su tía Johanne Mendoza Cuello en el barrio San Miguel de la Carretera Sánchez y lo recogió a las 11:00 p.m. Entonces regresaron a su casa, y lo ahorcó con dos corbatas en el tubo del closet.
El lunes fue a San Carlos y visitó a su suegro.
El martes robó la tablet de los niños y la empeñó por 500 pesos a su amigo Antonin Emmanuel Berigüete Gomera.
El mismo día fue a la playa con su amiga Krystel Alexander Tejeda («Alex» y/o «Fel»). Ella le preguntó por los niños y él le dijo que le había hecho algo malo a la mujer, y no le dio más detalles.
El jueves, día en que fueron encontrados los cadáveres, habló por whatsapp con Miguel Alejandro Ureña Marranzini, a quien le confesó lo sucedido. Ureña Marranzini es el dueño del negocio donde trabajó ocho años como mecánico.