Honduras: Profundización del conflicto

Honduras: Profundización del conflicto

Lo central para analizar la situación de Honduras es que los grupos de poder de los Estados Unidos están luchando por recomponer la situación política en América Latina en su favor, en momentos cuando su hegemonía mundial está en declinación irreversible.

Las estrategias impuestas por Bush y Chenney condujeron a un empantanamiento y a fracasos visibles en Irak, Afganistán, Pakistán, y a sus planes de atacar a Siria e Irán, cercando a Rusia y China. Y estos se fueron de la Casa Blanca dejando una economía mundial sumida en la peor crisis desde el 1930, con un dólar amenazado con perder su hegemonía. La gente, no se sabe ¿por qué? depositó ilusiones en Obama.

En América Latina, los gobiernos de Sur América y la lucha de los pueblos hicieron fracasar el ALCA y el Plan Puebla-Panamá. De su triple estrategia, al imperialismo solo le quedó el Plan Colombia o la militarización de América Latina.

Los círculos de poder de los EEUU apuestan a los recursos de América Latina para revertir la declinación de su hegemonía: Agua, petróleo y minerales estratégicos, un gran mercado (ALCA) y la apertura de inmensas inversiones en megaproyectos para abrir el vientre de las inexplotadas regiones que van desde México hasta la Patagonia, por su vertiente del Pacífico.

Aquí encajan el golpe de Honduras y el acuerdo con el señor Uribe, para potenciar, desbordándolo, el viejo Plan Colombia.

El Comando sur de los EEUU dio luz verde al golpe en Honduras. Inclinado a la izquierda, Zelaya era inaceptable para una oligarquía que domina, desde siempre, la economía, el ejército, el Congreso, los partidos, la Suprema Corte y el tribunal electoral.

Al señor Zelaya la situación le “ha quedado grande”. El desbordamiento popular, le hace temblar las rodillas.

Pero en Honduras se ha producido un cambio que no tiene marcha atrás. La gente, masivamente, ha roto con el encanto que tenía la oligarquía de manejarla a su antojo. Una porción del pueblo ha aprendido en unos meses lo que se vio impedido de hacer en más de un siglo de ignominias.

Es claro que el señor Zelaya no va a regresar a ponerse a la cabeza de ese segmento creciente del pueblo que se ha tirado a la calle. Le falta la determinación y timbales. Pero las elecciones organizadas por los golpistas profundizaran las grietas que ya se han producido, y un segmento del pueblo hondureño no seguirá bajo los dictados de los partidos Liberal y Nacional, que como el PLD, el PRD y el PRSC en nuestro país, sus cúpulas han dominado por décadas la vida de Honduras.

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