Por MIGUEL BATISTA
De ESPN Deportes
Los integrantes del equipo de República Dominicana comenzamos a reportarnos el pasado día 2 del mes en curso en la ciudad de Kissimmee, Florida, para poder empezar nuestros entrenamientos con miras al Clásico Mundial de béisbol que empezará hoy en esta parte del mundo.
Ya se pueden oír los susurros de entusiasmos tanto de los jugadores como de los fanáticos, los cuales esperan con ansias el desenvolvimiento del mismo.
Y de una vez y por todas ver quién será el país que llevará la corona de ser el primer rey del bate y la pelota por lo menos los próximos tres años.
Nuestra primera mañana empezó en el clubhouse con típicos saludos de nuestra tierra, que se oían de un lado al otro del edifico y bajo el dulce sonar de una bachata y varios jugadores que al verse de nuevo después de varios meses se abrazaban y entre carcajadas y porras bailaban abrazados unos con otros.
Luego de probarnos los uniformes y muchos de nosotros atacarnos por lo mucho que habíamos subido de peso en el invierno llegó la hora de trabajar.
«Les damos las gracias a todos y cada uno de ustedes por estar aquí, sabemos que esta fue una decisión muy seria para muchos de ustedes, ya que muchas de las organizaciones a las cuales ustedes pertenecen no estaban de acuerdo con que ustedes dejaran sus equipos y vinieran a este evento», fueron las primeras palabras de nuestro manager Many Acta.
«Todos sabemos la razón por la que estamos aquí», respondieron rápidamente muchos de los jugadores. «Esto es cuestión de honor y patriotismo»
Muchos de nuestros jugadores se pusieron de pie y dieron su opinión sobre lo que estaba pasando. «No debe importarnos el que muchos de nuestros compañeros nos hayan dado la espalda en este torneo», dijo una de nuestras grandes estrellas. «Aquí están los jugadores que en verdad aman la gente de nuestro pueblo y quienes nuestro pueblo ama.»
Luego de decidirnos a dar el todo por la patria bajamos nuestras cabezas y rezamos por Pedro Martínez, Vladimir Guerrero y todos aquellos que por causas ajenas a su voluntad no pudieron asistir a defender nuestra bandera.
Luego de dejarnos saber cuáles eran los planes a seguir, tuvimos la oportunidad de salir al terreno y ejecutar como equipo nuestra primera práctica.
Desde los ejercicios de estiramiento hasta el último swing de la práctica de bateo, no cesaron los comentarios y las caras asombradas, tanto de los jugadores como de los fanáticos y periodistas que quedaban boquiabiertos al ver los monstruosos batazos que eran conectados tanto por Albert Pujos, David Ortiz y Willy Mo Peña.
Nuestro segundo día fue otro espléndido escenario de la calidad de jugadores que produce nuestro país, practicamos varias jugadas de rutina y luego de acabado el día, nos
reunimos en un restaurante dominicano para cenar y compartir todos juntos la gran bendición que tenemos de formar parte del más grandioso y talentoso equipo que hasta la historia ha salido a defender nuestros colores patrios.
El domingo 5 tuvimos nuestro primer partido de exhibición contra los subcampeones de la pasada Serie Mundial, Los Astros de Houston, en donde arropados por la gran cantidad de paisanos que gritaban el nombre de nuestros jugadores para que le firmaran sus banderas terminamos airosos con marcador de 12 a 8.
Luego del juego, en la rueda de prensa, nos vimos en la obligación de explicar a los periodistas que nuestra misión en este torneo no era la de avergonzar a ningún país hermano, sino que simplemente queremos demostrar todo nuestro talento y poner lo más alto que podamos el nombre de nuestro país.
Todos sabemos el compromiso que tenemos y comprendemos que quizás para muchas personas el desenlace de la pasada Serie del Caribe haya hecho pensar a mucha gente que entre los jugadores latinos existe algún tipo de rivalidad y no es así.
«Todos sabemos quienes somos», respondió Julián Tavárez. «Muchos de nosotros tenemos grandes amigos en otros equipos y nuestra meta no es humillar a nadie, sino simplemente demostrar quiénes son los mejores.»
Entre plátanos, arepas, arroz frito, sushi, leche con pinolillo, espaguetis, hamburguesas, arroz con guandules y churrascos se jugará béisbol, desde Japón hasta Puerto Rico, desde el desierto de Arizona hasta Florida, y aunque muchos no lo crean y otros no lo vean, el Primer Clásico Mundiall de Béisbol llegará a ser una realidad.