Honores a las madres

Honores a las madres

Las mujeres que mañana estarán en el centro de la atención nacional y del homenaje de sus familias cumplen en la marcha del tiempo la colosal tarea de construir una nación que en nuestro caso se llama República Dominicana: de sus vientres no cesan de surgir los seres que pasan a constituir la sociedad para cuya renovación a través de las generaciones juegan rol primordial. Gran parte de esas madres asumen la responsabilidad compartida de sostener y modelar en el seno familiar cada entidad humana que traen al mundo desde el alumbramiento y la lactancia, y sin que se extinga el desvelo por quienes son carne de su carne y frutos de sus uniones.

La trascendencia de la maternidad vale para todo el calendario aun cuando la gratitud filial colectiva creó el Día de las Madres como significativa fecha anual de reverencia por su contribución al sostén biológico de este país y amorosa vinculación al destino de sus vástagos hasta momentos finales. El mandato sacro de creced y multiplicaos logra cumplimiento con ellas. Con ellas la patria continúa y plantea a los demás el reto de engrandecerla. Por la abnegación de muchas madres cobran sentido los valores y la búsqueda del bien común, aun cuando faltare convivencia y estén pendientes metas de progreso material y social, incluyendo la creación de condiciones legales favorables a la igualdad de género y protección a la adolescencia para evitar a las madres antes de tiempo.

Preocupación en aumento

El secuestro «expréss», una modalidad criminal que súbitamente se hace sentir, suma retos a los organismos de Estado que con prevenciones y persecuciones deben rodear de seguridad a las familias. Borrar la impresión de que osados jóvenes bien armados están logrando fácilmente privar de libertad a ciudadanos para despojarlos de bienes en sitios urbanos que parecían seguros.

La forma de actuar de los secuestadores de acción rápida supone gran capacidad de sorprender y huir de escenarios. Queda dicho que la pobreza de los patrullajes tradicionales, un rato a pie y otro andando, sin ojos bien abiertos, gran movilidad y seguimiento a presencias sospechosas, las autoridades no van a ninguna parte. Y menos con una porción importante del personal policial dedicada a protecciones particulares sin servir a la colectividad.

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