Bajo la batuta de los maestros Jacinto Gimbernard y José Enrique Espín, la Orquesta Filarmónica ofreció junto al Coro Nacional y destacados cantantes líricos el pasado martes la Gran gala musical dedicada a las madres.
La sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes, fue la cómplice perfecta para una velada inolvidable, donde el violinista Jacinto Gimbernard, luego de 20 años de ausencia de los escenarios, hace una histórica aparición en el podium, ejerciendo como invitado especial la dirección orquestal en la primera parte del programa.
La Serenata para cuerdas, de P. Tchaikovsky, dio la apertura marcando las 8:40 de la noche. Los aplausos fluían mientras Pezzo in forma di Sonatina, Walzer, Elegía, y el tema ruso Finale eran interpretados. Esto fue el sello del caudal de alta música que el conjunto de instrumentistas de primera, de la Orquesta Filarmónica derramó todo el camino.
A seguidas El Brindis de la ópera La Traviata con el Coro Nacional, y nuevos músicos que se integraron a la orquesta para así acompañar al sexteto de voces principales compuesto por Fausto Cepeda, Frank Lendor, Juan Cuevas, Modesto Acosta, Marianela Sánchez y Ondina Matos, quienes hicieron volar la imaginación de los presentes sobre lo que sería aquel pequeño caserío de La Roncole italiana donde nació Giusseppe Verdi, autor de la pieza.
Luego del intermedio, un nuevo protagonista llega al escenario, el maestro José Enrique Espín, quien tuvo bajo su cargo la conducción de las piezas solistas.
Entre las diez interpretaciones que marcaron el resto del concierto cabe destacar el estreno de las composiciones Naranjal, autoría del propio Espín, un sarambo para coro y orquesta (Premio Nacional Música Folklórica 2008), donde el sonar de la güira deja su huella. Pero además cabe mencionar el también estreno orquestal de la pieza Patria Adorada, de la dominicana Aura Marina del Rosario, la cual estuvo interpretada por la soprano Marianela Sánchez, quien además cautivó la sala con Júrame, de la mexicana María Grever.
Al filo de las 10:00 de la noche, el escenario se preparó para recibir al barítono Frank Lendor con La calumnia, de la ópera El barbero de Sevilla. La velada continuó con la contralto Ondina Matos, quien deleitó a la audiencia con Habanera, de la ópera Carmen. Los aplausos continuaron en cada presentación, como ocurrió con el barítono Fausto Cepeda mientras entonaba Tedeum de la ópera Tosca, y el tenor Juan Cuevas, el cual recibió una ovación de pie al término de la pieza Nessun Dorma.
Para finalizar, los cantantes interpretaron Sexteto de Lucia Di Lammermoor, y nuevamente El Brindis, cerrando a las 10:31.
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El Maestro Gimbernard
Dijo sentirse muy a gusto de estar como director invitado por el Coro Nacional. Agregó que siente una pasión muy grande por el levantamiento de la música y la preservación del coro. Gimbernard, quien es el director ejecutivo de la Fundación Corripio, tenía 20 años fuera de la dirección en los escenarios musicales
Cambios al programa
La soprano Ivonne Haza estuvo ausente en esta presentación, debido que está afectada de salud. En su lugar Ondina Matos interpretó los temas.