El pasado 30 de junio se celebró en el país el día del Maestro. Precisamente, un día como ese, de cuna humilde, vino a la vida el Profesor Juan Bosch, un hombre de paz, un hombre libre que ennobleció su lucha por la verdad, la democracia y la libertad de su pueblo. En este nuevo centenario de su nacimiento su partido, con un acto celebrado en su local principal, quiso honrar su memoria. ¿Cómo podría hacerlo? Ciertamente no con el aroma que dejó en el suelo patrio sus palabras de despedida tras el fatídico golpe de Estado: “Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuestos y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura. Los hombres pueden caer, pero los principios no. El pueblo no puede permitir que caiga la dignidad democrática.”
Ya desde el gobierno con firme convicción advierte: “…Si algún amigo nuestro, algún miembro dirigente, destacado o no del partido que ganó las elecciones, comete un delito grande o pequeño, que sepa que va a tener que enfrentarse con los tribunales.” Y agrega: “Nosotros no estamos dispuestos de ninguna manera a permitir que en la República Dominicana se desacredite la democracia por negocios sucios, por mal uso de la autoridad para hacer negocios. Este gobierno en ningún caso ordenará, protegerá, ni encubrirá una inmoralidad, una maldad o un crimen.”
Al fundar decepcionado su nuevo Partido, PLD, sus nuevos discípulos creyeron en esas palabras preñadas de moralidad hostosiana, de honestidad y decencia, sembradas de optimismo y esperanza “para continuar la obra de Duarte”, “para servir al pueblo” porque, como enseñara el Apóstol de Cuba y él mismo Don Juan, con su ejemplo: “la Patria es ara, no pedestal.”
Pero pronto apuró el sabor del desengaño de aquellos que con prisa y sin pausa, “gente de la pequeña y baja burguesía” torcieron sus ideales por mezquinas ambiciones de poder y dinero. Su renuncia de la Presidencia del Partido y a toda actividad política debió ser dolorosa. Fiel testimonio de su frustración y amargura, denuncia: “En la organización se ha formado una corriente oportunista que solo está interesada en escalar cargos públicos y obtener dinero.”
A estas alturas, ante esta baraúnda de desorden administrativo, corrupción, sobornos e impunidad, ante esta crisis de valores ¿Cuál podría mostrar convincentemente el Partido morado? De qué manera su cúpula partidista y aliados pueden honrar la memoria del Maestro Insigne, considerado “el más notable e influyente pensador político que ha dado la República Dominicana en toda su historia” al decir del Dr. Leonel Fernández Reyna, cotejado su modelo de gestión, su comportamiento político, de estadista, con el accionar de gobiernos y gobernantes de “su” Partido.
Finalmente una pegunta no ociosa ¿Frente al caso Odebrecht, incluyendo la “legitimación” del contrato de Punta Catalina, tal como se sospechaba, qué respuesta reivindicativa dará el gobierno y su partido a Juan Bosch, a su pueblo y a la Marcha Verde del 26 de Julio?