Al  oír sobre el “efecto Hood Robin” sentí la alegría del que descubre algo interesante e impactante juntamente con la pena de saber que muchas personas en el mundo no saben que es algo más que la trasposición del nombre del legendario personaje inglés que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres.

Esta frase traduce el acto de estafar o robar a los pobres para repartirlo entre los ricos, algo así como lo que se ha hecho en los Estados Unidos de Norteamérica para resolver la cacareada crisis económica tomando el dinero del pueblo para salvar corporaciones o bancos privados.

Aquí copiamos a los Estados Unidos en todo lo que tienda a “fuñir” al pueblo; por eso los fondos de pensiones se han capitalizado en la banca sin movilizarlos a favor de los trabajadores; por eso se pretende dar amnistía a los evasores del pago de cotizaciones al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) regalando indirectamente a los patronos dinero de los obreros; por eso las “rebajas” de impuestos para aceptar el chantaje de las amenazas de despidos masivos o supuestas quiebras y por eso el gobierno asumió tapar el hoyo de los grandes fraudes bancarios con la excusa de estabilizar la economía.

A lo Hood Robin actuaron los contratistas y promotores del Metro para asegurar su futuro, el de sus familias y amigos por los próximos dos siglos, mientras la ridícula inversión en salud condena a cientos de miles de dominicanos y dominicanas a sufrir o morir.

Hood Robin, crimen organizado gubernamental o gubernamental organizado crimen.

De atrás hacia adelante o de delante hacia atrás; no importa, es simplemente lo mismo, es un acto criminal.