POR ÁNGELA PEÑA
La política continuista del presidente Cáceres y la represión desatada en la Línea Noroeste particularmente por la Encerrona de Guayubín en la que el gobierno asesinó a muchos jefes militares coludos, obligaron a Horacio Vásquez a disgustarse con su primo Mon, abandonar el país, en 1909, y denunciar en carta pública desde Nueva York el entreguismo del gobernante y de Federico Velásquez.
Por ello, según el historiador Emilio Cordero Michel, su hermana Ubdolia y su esposo Francisco Fenelón Michel y sus cuatro hijos menores fueron violentamente expulsados del país por el gobernador militar de la provincia, el general Vicente de la Maza, quien les dio horas para embarcarse por Puerto Plata en un buque alemán que los transportó a Hamburgo, Alemania.
Estos hechos, producto de la incomprensión y la pasión política a la que se agregó el posterior magnicidio de Mon el diecinueve de noviembre de 1911, en el que los Cáceres ligaron injustamente a Horacio, provocaron un distanciamiento entre ambas familias que todavía uno que otro nieto de Mon alienta.
El distinguido académico hizo éstas y otras reveladoras consideraciones en una conferencia sobre Felipe Horacio Vásquez Lajara, auspiciada por el Instituto Dominicano de Genealogía que dictó en la Academia Dominicana de la Historia.
El salón se llenó a toda capacidad con la presencia de descendientes del caudillo y su esposa, Trina De Moya, así como de miembros de las familias Michel, Díaz, De la Maza, Ricart y otras emparentadas con la ilustre pareja. Algunos mostraron al autor su inconformidad con algunas de las críticas negativas que hizo a la gestión y a algunas de las actitudes de su antepasado.
Estuvieron presentes, además, los supuestos descendientes de Horacio Vásquez que defendieron y trataron de imponer su afinidad pese a las pruebas documentales que en pantalla gigante presentó el disertante y a pesar de encontrarse entre los auténticos sucesores del insigne matrimonio. Una enjundiosa intervención del presidente del Instituto, Edwin Espinal, que derriba los alegatos de los advenedizos desde el punto de vista legal puso fin al debate en el que algunos de los verdaderos parientes reaccionaron con indiferencia, sorpresa, risas, indignación o burlas. ¡Oigan eso!, se escuchó decir a un descendiente de Vásquez cuando habló Edith Reynoso, quien se presentó como nieta del ex mandatario que, según ella, se llamaba Alfonso María Isabel Borbón y Braganza.
Para estos hermanos y el esposo de la dama, Fernando de León Polanco, todo lo que acababa de exponer Cordero Michel, es mentira. El charlista, sobrino-nieto de Horacio, declaró: Los que se dicen herederos de Horacio Vásquez tienen que demostrarlo, no basta decirlo. Para que se crea tendrán que demostrarlo en base a documentos de calidad. El ADN no es ni siquiera cincuenta por ciento seguro, es un elemento, pero no del todo. Esa es mi opinión y no quiero entrar en polémicas de ningún tipo.
DESPUÉS DE MON
La muerte de Mon Cáceres provocó la guerra civil más cruenta conocida hasta el momento, la división de los horacistas y jimenistas, el fortalecimiento del carisma caudillesco de Vásquez y la aparición de caudillos regionales horacistas como Cipriano Bencosme y jimenistas como Desiderio Arias, significó Cordero Michel, destacando la enorme popularidad que ante aquel panorama alcanzó su ascendiente entre los sectores populares que lo apoyaban y seguían hasta el sacrificio.
En el extenso trabajo que describe pormenorizadamente la trayectoria pública de Vásquez, Cordero Michel denunció las maniobras injerencistas de los Estados Unidos en los asuntos internos del país, como los inversionistas azucareros de Wall Street ante el asombroso precio alcanzado por el dulce en el mercado mundial que vieron en la República Dominicana, un paraíso para sus capitales, como el de Cuba, maniatada con la Enmienda Platt. Ese fue el móvil principal de la Primera Intervención Militar Norteamericana de 1916 a 1924 y no otro: la expropiación de las tierras aptas para el cultivo de la caña y la producción de azúcar, al los Estados Unidos controlar la producción de azúcar de caña en el mundo.
Describió la posición de Vásquez frente al luctuoso eclipse de la soberanía nacional, hasta llegar a la crisis económica de 1920. Detalló la desocupación del territorio nacional y la reaparición de Vásquez a la palestra al ganar abrumadoramente las elecciones del quince de marzo de 1924.
VÁSQUEZ Y TRUJILLO
El gobierno de Horacio Vásquez ha sido muy cuestionado y poco conocido porque Trujillo le echó encima todos los males imaginables, exagerando al infinito sus debilidades y errores y callando sus éxitos, de muchos de los cuales se adueñó y los anunció como propios de su Era, enfatizó Cordero Michel para hacer una relación de los logros de las administraciones de su pariente. Pero también enumeró las medidas de repercusión negativa que en su momento criticó la oposición.
Sin embargo, aseveró que Vásquez se distinguía por su honradez intachable, su honestidad personal. Dijo que éste nunca tuvo negocio alguno ni recibió comisión o dádivas por contratos de obras del Estado o por la negociación de empréstitos, que jamás usó el nepotismo ni favoreció a sus familiares con privilegios y cargos públicos, salvo el caso de cuatro sobrinos con fama de valientes a quienes nombró como militares.
Fue un hombre sencillo, en grado extremo ingenuo y bondadoso que creyó que los que le rodeaban también eran como él, dijo destacando el carácter débil que permitió la ocurrencia de situaciones adversas que le fueron advertidas por sus familiares y amigos más íntimos, en particular con la corrupción de Trujillo y sus traidoras ambicione políticas.
La relación entre Trujillo y Vásquez mereció amplias revelaciones de Cordero Michel, como la negativa de Vásquez a revivir el partido nacional, lo que irritó al Generalísimo que le retiró dos armas que fuego que poseía, le suspendió la pensión y fraguó su venganza: eliminarlo de la manera más silenciosa, por envenenamiento. Refirió que el médico personal del caudillo, Enrique Martínez, huyó del país asustado por la insinuación del coronel Luis Veras Fernández de que Trujillo le agradecería si lo ayudaba a salir del viejo de mierda ese y que lo sustituyó el doctor Darío Contreras que fue su médico hasta que Vásquez murió el veinticinco de marzo de 1936.
Este facultativo, según Emilio Cordero, tuvo un pleito con doña Trina Moya viuda Vásquez porque le envió factura por tres mil quinientos pesos por su asistencia, suma que consideraba insignificante, según una escritura del galeno reproducida por el historiador.
El que doña Trina se negara a pagar dicha exagerada suma de dinero, la creencia en la familia Vásquez de que Horacio había sido envenenado, la confesión del doctor Enrique Martínez a su hijo Rafaelito y el hecho de que Trujillo posteriormente mandara a envenenar al licenciado Rafael Estrella Ureña (de lo cual hay testimonios fehacientes), es lo que me ha llevado a plantear que Horacio Vásquez pudo haber sido envenenado con dosis graduales de arsénico, el tóxico más usado en estos casos, declaró Cordero Michel.
SUSPICACIAS
En su respuesta a los planteamientos de los supuestos herederos de Horacio Vásquez, el presidente del Instituto Dominicano de Genealogía, doctor Edwin Espinal, declaró que causa suspicacia el hecho de que en un documento de fecha 10 de mayo de 2003, dirigido a los señores Francisco de las Heras, Luis José Prieto Nouel y Edwin Espinal, remitido a los mismos en forma adjunta, estos hicieran declaraciones históricas diferentes sobre los mismos personajes, Trina De Moya y Horacio Vásquez, que plantearon en el año 2004.
Significó que la prueba de la presunta filiación es una tarea compleja y descartó el alegato del parecido físico de miembros de las familias Reynoso con Alfonso XII y Horacio Vásquez, lo que a su juicio no es prueba suficiente de filiación. Al mismo tiempo consideró improbable el parentesco entre Vásquez y el Barón de la Atalaya, basándose en disposiciones jurídicas e históricas que presentó.
Es de derecho que sólo el que demuestre su calidad puede ser incluido en una sucesión. La alegada filiación de las familias Reynoso González y Reynoso Santana no puede reputarse como verídica hasta tanto se aporten las pruebas exigidas por los textos legales correspondientes. Consideramos y sostenemos que no hay ningún elemento racional de juicio para afirmar que estas familias sean descendientes de Alfonso XII y Horacio Vásquez. Los documentos existentes y los planteamientos presentados conducen a una conclusión contraria, subrayó Espinal.