La pausa abierta entre el fin de la campaña electoral y el inicio de las votaciones brinda una oportunidad excelente para meditar acerca de lo que queremos, primero como nación y en segundo plano como individuos. Una reflexión en ese orden nos colocaría en la perspectiva de valorar las  propuestas de los candidatos y la forma en que cada una de ellas podría influir en el desarrollo de la nación, que es parte esencial para el desarrollo de los individuos. Cuando se trata de país, siempre deberán estar en segundo plano los intereses de los individuos.

Una cosa que debemos tener bien presente a la hora de las reflexiones es que vender el voto es como vender la dignidad, como perder la vergüenza, como hipotecar por unos míseros pesos la independencia de criterio y el libre albedrío. Elegir significa mucho más que rayar una casilla en una boleta y depositarla en  la urna. Es un ejercicio que se hace a partir de una toma de conciencia sobre lo que es mejor para la colectividad a la que pertenecemos, para el Estado a que nos debemos.

Estas horas, esta transición sin la estridencia de la campaña, libre de la maledicencia que ha caracterizado el período de promoción de las candidaturas, deben ser aprovechadas para valorar  con la cabeza fría la importancia que tiene el voto de cada uno en el destino de nuestro país. Hagamos ese ejercicio.

Algo anda mal en Tamboril

En tamboril ha habido un rebrote de casos que parecen cólera. Se aproxima a un centenar el número de personas atendidas en el hospital de la demarcación por presentar síntomas parecidos a los del cólera, una enfermedad gastrointestinal que hace poco tiempo atacó a esa población y que las autoridades sanitarias daban por controlada. La situación coincide con la multiplicación de casos de la enfermedad registrados en Haití.

Aunque toda la atención del país está centrada en las elecciones de mañana, es necesario sacar tiempo para hacerle frente a la situación de Tamboril. Hay que evitar por todos los medios, en estos tiempos de frecuentes lluvias, que la patología que afecta a Tamboril se propague y afecte a otras poblaciones. Las autoridades sanitarias deben concentrar sus mejores esfuerzos  en aislarla y controlarla en el lugar de origen.