La sentencia del Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional en el caso del atentado que hizo perder la visión a la ingeniera Francina Hungría horroriza tanto como el acto de que esta profesional fue víctima el 23 de noviembre de 2012. La sentencia condena a pena máxima a uno de los cinco imputados y descarga a los cuatro restantes. Esa decisión, que descalifica la investigación del Ministerio Público y su auxiliar la Policía Nacional, deja a la sociedad con la sensación de que ha habido una justicia mostrenca.

Según la investigación, el 23 de noviembre de 2012 uno de cinco individuos le disparó a la cara a la ingeniera Hungría para vencer su resistencia a ser asaltada por el grupo. Si así ocurrieron las cosas y se ha condenado a uno de los inculpados y se descargó a cuatro ¿dónde están los demás autores del atraco? La sentencia da la impresión de que juzga como hechos diferentes el ataque a tiros y el asalto en medio del cual se produjo el ataque.

El día infausto de la agresión experimentamos una sensación de horror y repudio que se activa ahora con esta sentencia. Desde su condición de procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito afirma que esta sentencia lacera y hace que la población pierda la fe en nuestro sistema de justicia. No es para menos. Nos queda horror por todas partes.

AGRESIÓN A LOS SANTIAGUEROS

A pesar de su alto valor histórico y atractivo, el parque Duarte, de Santiago, ha degenerado a centro de encuentro para vendedores ambulantes, la trata de haitianos, delincuencia y prostitución. Con el parque Colón, que fuera lugar de sano recreo, está pasando lo mismo. Estos lugares de recreación y de alto valor histórico han caído en el abandono y son usados como escenario para actos impúdicos y negocios de la peor reputación.

Para los santiagueros, el abandono de estos espacios, la falta de atención y mantenimiento, es una terrible agresión. Sin embargo, la actitud de las autoridades no es extraña, si se toma en cuenta que Santiago ha estado sometida al asedio de la acumulación de basura por incompetencia de las autoridades municipales. Los munícipes merecen que sus autoridades cobren conciencia de sus deberes y corrijan la situación que afecta a estos espacios públicos.