Hospital de Monte Cristi El proceso de remodelación ha sido lento, tedioso, incómodo

Hospital de Monte Cristi El proceso de remodelación ha sido lento, tedioso, incómodo

Monte Cristi. Cuando mencionan “la casa del terror”, médicos, enfermeras o cualquier empleado de este hospital provincial sabe perfectamente que se hace referencia a cuatro lugares específicos: la cocina, que genera angustia; la lavandería, que espanta; el área de los consultorios, que inspira miedo y la morgue, que produce “esteriquito”.

El hospital “Padre Fantino” no es diferente de otros centros de salud que han sido intervenidos para remodelar y tratar de mejorar la obsoleta estructura.

El proceso inició en abril de 2013 y los trabajos avanzan más lentos que un suero de miel de abeja. La contratista reside en Santo Domingo, pero dejó un encargado de la obra, el ingeniero Erick Pascual. No hay fecha definitiva para la entrega de los trabajos.

Construida en 1952, la estructura física del hospital ha sufrido las embestidas del tiempo. La lluvia causó estragos y aunque se aplicó lona asfáltica en el techo, en algunas áreas filtra el agua. Se observan muestras de filtraciones en el techo y las paredes.

El personal del área de laboratorio fue desalojado hace poco por goteras que caen de los baños del segundo nivel, donde están los enfermos de VIH.

Los empleados fueron instalados de manera provisional en el salón de actos y allí “se acomodan” como pueden para trabajar.

Las escenas de pánico se repiten con frecuencia cuando se produce un cortocircuito en algunas áreas. Alguien avisa: “nos estamos quemando”, y se arma el corre-corre. Médicos, enfermeras, empleados y pacientes salen al patio, hasta que se corrija el problema.

Por doquier se observa cables eléctricos obsoletos, desgastados y tuberías viejas del sistema sanitario que generan serios inconvenientes en el centro de salud.

En este hospital no se entra por la puerta principal, sino por la de atrás.

La parte frontal ha sido inhabilitada. El área donde se construirá la nueva emergencia es un solar lleno de sedimentos de materiales de construcción.

Cuando comenzó la remodelación había 71 camas disponibles. Ahora solo se utilizan 34 en un nivel del hospital. El centrol ha sido remodelado en otras ocasiones en sus 62 años de existencia. La primera partida que se entregó para este proceso fue de 45 millones de pesos.

Como si no bastara. La emergencia es estrecha, pero los médicos y enfermeras de servicio se las arreglan para atender alrededor de 70 pacientes por día. Una elevada proporción (alrededor del 35 por ciento) son haitianos que llegan enfermos de tuberculosis y VIH positivo, en particular parturientas.

Las áreas intervenidas son las de hospitalización de adultos, en la primera planta, y pediatría; en el segundo nivel funcionan cirugía y el área de mujeres, que no se han tocado.

El área de quirófanos está deshabilitada por falta de equipos.

Las próximas intervenciones incluyen a emergencia, laboratorio y los consultorios. Ahora trabajan con los baños externos, disminuyéndolos para que haya dos camas por igual número de pacientes.

La directora del hospital, Altagracia Peña, es paciente y perseverante. Reconoce que los trabajos de remodelación afectan la labor en el hospital, pero confía en que la situación mejorará.

Optimizar servicios. Según Peña, cuando concluya la remodelación del hospital, las autoridades de Salud Pública entregarán los equipos necesarios para optimizar los servicios.

Para tales fines se realizó un inventario completo en todas las áreas, incluida la morgue.

“Los servicios que más han afectado los trabajos de remodelación son la emergencia y la hospitalización en el primer nivel, pues tuvimos que reunir las camas y juntarlas”.

Hay muchas necesidades que atender en el hospital, según Peña, quien refiere que dispone de un área de Perinatología, pero carece de recursos humanos para que funcione.

Igual ocurre con el área de Neonatología, donde existen equipos, pero está cerrada por falta de recursos humanos.

“Recibimos una nevera de sangre. Es muy importante para resolver muchos casos de parturientas que vienen de Haití y cuando llegan con dos o tres gramos de hemoglobina es muy difícil tratarlas aquí, porque llegan en condiciones muy difíciles”. También llegó un monitor cardíaco para emergencia.

“El hospital necesita nuevos y modernos equipos para mejorar los servicios, y más camas. Estoy segura de que cuando se inicie la emergencia del hospital tendrá de todo”, expresa.

El hospital. Todavía este hospital conserva los viejos equipos de rayos X, que datan de 1952, y aunque tienen mucho tiempo, aun funcionan. El mamógrafo requiere reparación.

Igual que otros centros de salud, el “Padre Fantino” recibe una baja subvención para mantenerse. El monto es de 535,000 pesos al mes. De esta suma se descuentan RD$380,000 para el Promese/al para medicamentos e insumos.

La directora del hospital se queja de que el 30 por ciento de los empleados son viejos y están enfermos. Es un caso que se repite en estas instituciones.

“Me da mucha pena. Hay muchos de ellos que vienen un día a la semana, trabajan una hora y se van a sus hogares, esperando que los pensionen. Realmente es una situación preocupante que amerita una solución”, dice.

Laboran en el centro de salud doce médicos generales, 36 especialistas y 63 enfermeras. En total suman 204 empleados fijos.

“La remodelación del hospital es lo que más inconvenientes genera en estos momentos, pero eso no nos detiene en nuestro compromiso de ofrecer los servicios a las personas que asisten a este centro de salud. Estamos dando el servicio, que es lo más importante”, asegura Peña.

 

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