El Hospital Doctor Marcelino Vélez Santana, ubicado en el sector de Herrera,  municipio Santo Domingo Oeste, es uno de los más higiénicos del país. Hemos podido contactar eso. Sin embargo, hace unos días nos encontramos en la recepción  del susodicho centro de salud con el señor Héctor Bienvenido Portorreal, quien nos contó todas las peripecias que ha tenido que librar para realizarse una cirugía para instalarse una prótesis en el fémur izquierdo.

 Nos explicó que ha tenido que realizarse en dos ocasiones más de 20 análisis preparatorios pre-operatorio, pero que cuando hace la cita para el internamiento, un señor llamado Pablo Gatón “me la pone en China”, o sea, difícil.

 Según el señor Portorreal por tres ocasiones el referido señor Gatón lo ha tenido esperando para internarlo, “desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, cuando me dice: no hay camas; haga una nueva cita”.

 Portorreal nos informó que ha hecho cuatro intentos por internarse y no ha podido, señalando que ahora le pusieron otra cita para el día seis de mayo próximo, lo que será la quinta ocasión en que hace el interno. Agregó tener todos sus papeles en regla. Y confió esperar que esta próxima vez lo internen y poder realizarse la cirugía.

 Nosotros creemos que estas arbitrariedades escapan al conocimiento del doctor Pedro Antonio Delgado, director del Hospital Doctor Marcelino Vélez Santana, ya que este funcionario sanitario es un hombre afable, cordial, y su despacho siempre está abierto y recibe a todo el ciudadano que opta por verle. Esto también lo hemos contactado.

 Pero ocurre que en la República Dominicana muchos empleados medios, que son encargados de determinadas áreas, no trabajan al ritmo que lo hacen sus superiores inmediatos, sino que crean pequeñas islas de poder, y maltratan a los usuarios de los servicios que deberían ofrecer con eficiencia, decencia y humildad.

 Algo así podría estar pasando en el Hospital Doctor Marcelino Vélez Santana, donde la labor eficiente y el trato afable de su director, podría verse empañado por las incongruencias de subalternos.