Hospital oncológico: dilema del Gobierno

Hospital oncológico: dilema del Gobierno

aminar por los pasillos del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter constituye una experiencia dantesca, por los cientos de personas afectadas por la horrible enfermedad del cáncer, que se apretujan desesperadas para obtener las atenciones médicas que representan su única esperanza de recobrar su salud o paliar su vía crucis hacia la muerte.

No obstante los múltiples anexos que sobre la marcha han tenido que hacer a la vieja edificación, el esfuerzo, la calidad profesional y humana del personal, las incomodidades se imponen al grado que muchos pacientes no alcanzan a sentarse, teniendo que permanecer de pies en espera de sus turnos, pese a sus deterioradas condiciones de salud.

Mientras este caos prevalece, de manera inexplicable, el Gobierno mantiene cerrada una moderna edificación construida a menos de 500 metros con todas las comodidades de un hospital de vanguardia que, en principio, y como debe de ser, fue concebida para trasladar a ese local, al oncológico Heriberto Pieter.

Ante esta situación surgen dudas sobre si se establecerá un hospital privado en una edificación hecha con recursos del Estado. Y si no constituye un contrasentido ubicar a escasos metros otro centro de salud de la misma naturaleza del que ya existe eficientemente hace 70 años, en vez de construir uno regional en una ciudad del Cibao, el Sur o el Este.

El Gobierno, vía su Ministerio de Salud, tiene el deber de explicar a la ciudadanía qué es lo que realmente pasa con esta situación absurda e insensata que afecta a miles de pacientes que merecen atenciones medicas especializadas en un ambiente de confort y dignidad, sin importar sus status social o económico.

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