Hostos: de Puerto Rico a Bilbao
(1852- 1870)

<p><span>Hostos: de Puerto Rico a Bilbao<br/>(1852- 1870)</span></p>

REYNALDO R. ESPINAL
No es develar un misterio confesar que en las actuales circunstancias resulta molesto en República Dominicana, y en todo el orbe americano- aunque tal vez nunca más necesario, hablar de Hostos. Su figura y su pensamiento, aunque parezca paradójico, constituyen una acusación perenne contra los desmanes del poder, contra la arrogancia y el personalismo.

Decir esto, para el caso dominicano, parecería una imperdonable herejía si se creyera, vana ilusión, que los ideales de Bosch tienen alguna significación en la conducta y en el pensamiento de quienes actualmente manejan los resortes del poder. Por que lo cierto es que Bosch sí hizo suyos los ideales de Hostos hasta el punto de que resulta imposible comprender a cabalidad su pensamiento y su concepción de la política como un magisterio cívico y ético si se ignora el influjo de Hostos en su quehacer humano, político e intelectual. Él mismo llegó a confesar que “volvió a nacer” el día que se encontró con el pensamiento de este eximio maestro antillano, calificado por el filósofo mexicano Mauricio Magdaleno como “un acontecimiento de América”.

Adentrarse en el estudio de la vida y el pensamiento de Eugenio de María de Hostos (1839-1903), implica, ante todo, procurar comprender las diversas y agitadas circunstancias vitales y políticas que jalonaron su existencia. Fue un insaciable peregrino del ideal, un mártir errante que, cual Sócrates moderno, profesó hasta su muerte una fe inusitada en el hombre y en las posibilidades de su razón para elevarse en su dignidad y en su decoro.

Estudiar la vinculación de Hostos con España es de trascendente significación, para descifrar sus ideas y actitudes vitales. Nació cuando Puerto Rico se encontraba bajo los grilletes de España y arribó a la “Madre Patria” cuando era apenas un imberbe adolescente y febril.

Gracias a las más recientes investigaciones de los profesores López Cantos y González Ripoll, conocemos con mayores detalles la trayectoria de la relación de Hostos con España, tarea que guarda continuidad con el esfuerzo de muchos intelectuales antillanos por destacar sus méritos humanos e intelectuales; tal el caso de Pedro Henríquez Ureña y Juan Bosch en Santo Domingo, Rufino Blanco Fombona en Venezuela, su hijo menor el historiador Adolfo de Hostos y Ayala, Antonio Pedreira, Maldonado Denis y Cataluña Rigoberto en Puerto Rico. A estos se le suma, cómo ignorarlo, Antonio Caso en México y Carlos Arturo Torres en Colombia, entre otros autores, que sería pecar de prolijo enumerar.

Hostos arribó a España, específicamente a Nervión, Bilbao, en 1852, a cursar sus estudios secundarios en el Instituto de Segunda enseñanza de aquella localidad. Adviértase que contaba apenas con 12 años de edad, etapa del desarrollo psicológico donde la sensibilidad se abre a las relaciones interpersonales y al mundo circundante.

Puede comprenderse la débil impronta Bilbaína en su vida y en su pensamiento. Bilbao, dado su estructura social y su avanzado desarrollo industrial y minero, era un bastión indiscutible del conservadurismo que encarnaba el gobierno de Isabel II quien gobernó España durante 35 largos años, desde 1833 a 1868.

Su vocación de redención social comienza a hechar sólidos cimientos cuando en 1857 se traslada de Bilbao a Madrid, para matricularse en la carrera de Derecho en la Universidad Central.

Julio Nombela, uno de sus compañeros de aquella germinal etapa universitaria, lo describe de este modo (Impresiones y Recuerdos, Vol, II, Pág. 337) : “.Eugenio María de Hostos cumplido veinte anos, parecía un hombre de cuarenta: formal, serio, reconcentrado, taciturno con frecuencia, amante siempre de su país y dispuesto siempre con la palabra, la pluma y, en caso necesario, con su propia persona a sacrificarse por sus compañeros”.

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