Hoteles, paranoias y ventanas indiscretas

Hoteles, paranoias y ventanas indiscretas

En el argot de la industria, una ventana significa algo así como la fecha exacta en la que se puede negociar una película para proyectarse en las salas de cine, transmitirse por los canales de cable o de televisión privada o pública, alquilarse en los clubes de video o DVDS.

Digamos que si una película se está estrenando en una sala, la televisión y los clubes deben de esperar unos meses para hacer su lanzamiento.

La ventana del cine está abierta.

La ventana de la televisión y del video se encuentra cerrada.

En nuestro país todas las ventanas se abren al mismo tiempo.

Al parecer hace demasiado calor para mantenerlas cerradas.

Incluso hay ventanas no autorizadas que se abren antes que las demás y a las que pudiéramos llamar las ventanas piratas.

Antes de que la película llegue a las salas, en estaciones de gasolina, en centros comerciales, en calles y hasta en las puertas de los clubes de video, los piratas ofrecen su mercancía a precios tan módicos que compran conciencias y vencen reticencias.

“Paranoia”, que tal es el título latino que se le ha endilgado a “Disturbia”, se encuentra expuesta en todas las ventanas.

Los puristas preferirán verla como debe de ser, en la pantalla grande y con el confort de la sala.

Los menos exigentes optarán por la copia pirateada corriendo el riesgo de que pueda congelarse la imagen en cualquier momento.

De una u otra manera, todos verán la película en estos días con o sin pop-corn.

En este caso la conciencia no debe remorder demasiado a aquellos que han optado por soluciones poco legales.

En sí, lo que nos cuenta “Disturbia” está más que inspirado en “La ventana indiscreta” (Rear window) del maestro del “Suspense” Alfred Hitchcock.

En los años cincuenta a James Stewart se le rompía una pierna y, teniéndola enyesada, tenía que permanecer buena parte del tiempo en su apartamento en una silla de ruedas y con el único entretenimiento de sus binoculares.

Esto no es del todo cierto, ya que muy frecuentemente, la rubia y bellísima Grace Kelly le visitaba y le escuchaba hablar acerca de la posibilidad de que uno de sus vecinos fuera un asesino.

Excelente tema que, con el paso del tiempo, ha sido imitado hasta la saciedad.

Desde Kieslovski con su decálogo hasta Ventura Pons pasando por supuesto por el Brian De Palma de “Body double”, son muchísimos los directores que han sentido la tentación de inspirarse en esta historia de Hitchcock haciendo  homenajes o simplemente copiándole.

No falta ni siquiera en la literatura criolla cuentos o novelas que nos remitan irremediablemente a “La ventana indiscreta”.

Ahora bien. Ninguno se compara con Hitchcock.

Original es original.

“Paranoia” (Disturbia) se estrena esta semana junto a otra película que también pertenece al mismo género.

Nos resulta absurdo que los distribuidores y exhibidores no tomen esto en cuenta.

Añoramos aquellos tiempos en los que las bóvedas de las distribuidoras estaban llenas de latas de películas esperando ser seleccionadas para su estreno en tal o cual fecha.

Ahora las bóvedas están prácticamente vacías y muchas veces, faltando horas para el estreno, todavía se están haciendo diligencias en la aduana para que la cinta llegue a tiempo a las salas.

De ahí que se estrene lo que aparezca en un país donde la competencia también ha desaparecido, donde quedan muy atrás los tiempos de las distribuidoras independientes: Yépez Films, Distribuidora San Carlos, Tropical films, J.J. González, Filmart, Eurofilms, Itálica films y otras.

Aquellos eran los buenos tiempos, cuando las carteleras, cada jueves, nos presentaban una programación variada para todos los públicos y todas las edades.

De eso no queda nada.

Bueno. Quedan “Disturbia” y la segunda parte de “Hostel” que, desde ya, suponemos aún más sangrienta, violenta y “educativa” que la primera entrega.

PARANOIA

(Título original: Disturbia, D: D. J. Caruso, Int: Shia LaBoeuf, Carrie-Ann Moss, Sarah Roemer, Aaron Yoo, José Pablo Cantillo, Matt Craven)

Shia LaBoeuf ha saltado al estrellato de buenas a primeras. Sin tener un físico que lo avale como galán ha conseguido con su aspecto de “Boy next door” imponerse como el astro de la temporada veraniega poniéndole la voz a “Ratatouille” y  protagonizando cintas tan taquilleras como “Transformers” y “Disturbia”.

Pocas veces se ha visto que tres películas protagonizadas por el mismo actor, coincidan en tres salas del mismo cine.

LaBoeuf ha hecho esto posible. Lo mejor del caso es que se trata de tres “hits” y que el muchacho tiene talento.

“Disturbia”, pese a lo manido que pudiera ser el tema, posee la virtud de entretener al espectador de principio a fin.

Y esto es algo que se agradece. Calificación: 3 (Buena)

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