Hoy con Cristo

Hoy con Cristo

PASTOR OSCAR AROCHA
«Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano» (Jn. 10:28).

La vida eterna es un don de Cristo.  Por su amor y gobierno estamos seguros contra todo peligro. No es el mérito de nuestras obras, sino el fruto de su gracia: «Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Ro.6:23). Es bueno observar como los términos del texto son aparejados.  Pecado y muerte son semejantes a obras y paga; pero vida eterna es un donativo de la bondad del Dador. Hay una presencia de obras en la vida cristiana, pero no como causa sino como efecto.

 Nuestro estado celestial y glorioso es aquí denominado: «Vida eterna.» No es como la terrenal que es vapor que pronto se disipa con el calor abrasador de este mundo. Nuestra vida presente es lámpara que está casi apagándose; esta bajo el poder de cualquier bandido o asesino. En cambio la que da Cristo es eterna, una vida que está atada a la felicidad;  nunca se  gasta ni jamás uno se cansará de ella. Tan diferente a la vida terrenal, porque la de aquí abajo se hace cada vez más pesada a medida que pasan los años, pues el poder de disfrute se acaba con ella, como dice Salomón: «Antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: «No tengo en ellos contentamiento» (Ecl.12:1).

En algunos será un peso tan grande que desearán que sus vidas se acaben pronto, y otros optan por el suicidio para salir de ella.  Esta vida es empezada y traída por grados. Uno comienza a vivir tan pronto Cristo empieza a vivir en uno, y esto por medio de su espíritu y fe en su palabra; ahí se inicia el indetenible viaje hacia el cielo, porque la simiente de vida.   Amén.

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