Hoy con Cristo

Hoy con Cristo

POR PASTOR OSCAR AROCHA
«Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stgo. 1:14).

En la vida de cada creyente no sólo hay trampas y tentaciones del  mundo, sino que también hay la inclinación al peligro dentro de uno. Esto es, que Satanás no necesita soplar mucho la llama, puesto que la gasolina siempre está presta a incendiarse: «El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil» (Mat.26:41); Satanás nunca podría entrar a tentarnos si alguien dentro de nosotros mismos no le abre la puerta para entrar.

Los peligros a que está expuesto todo cristiano indica el porqué Jesús ora al Padre por los Suyos. No seremos guardados a menos que Dios mismo nos guarde: «Padre, no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal» (Jn.17:15); Cristo nunca hubiese hecho una petición semejante si hubiésemos sido capaces de guardarnos a nosotros mismos. El establecimiento y preservación del creyente del mal del pecado está entre las bendiciones del Pacto de la Gracia: «Pero fiel es el Señor, que os establecerá y os guardará del mal» (2 Tes.3:3).

Por tanto, nuestras oraciones deben ser para ser librados del mundo como del mal del mundo; del pecado que de las aflicciones. Los santos buscan Gracia que viene del cielo que ser protegido de las aflicciones de la tierra, dirección tanto como protección, o que no hagan nada incorrecto mientras se encuentran sufriendo: «Pon, oh Jehová, guardia a mi boca; guarda la puerta de mis labios. No dejes que mi corazón se incline a cosa mala, para hacer obras perversas con los hombres que obran iniquidad. No coma yo de sus manjares» (Sal.141:3-4).

La diferencia entre un verdadero creyente y un falso no es tanto los sufrimientos, sino la Gracia de Cristo gobernando el corazón, que mientras estén en adversidad puedan mejorar la fe. Esto es, que las bendiciones compradas por Cristo para Su pueblo son más espirituales que materiales. Amén

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