POR PASTOR OSCAR AROCHA
«Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán firmes» (Pro.16:3).

Tu conciencia y tu experiencia testifican que no es posible encontrar verdadero consuelo en uno mismo, y por eso salimos a buscarlo,  y a menudo se busca en el lugar equivocado. Aprende esto, no podrás hallarlo en las criaturas, sino en el Creador.

 De ahí que el hombre sabio aconseja: «Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán firmes» (Pro.16:3). Las cosas descansan en su centro, ¿Y acaso no es Dios el apoyo de todas las cosas?  Mientras más indiferente sea el corazón de un hombre con las cosas fuera de él, más quieto estará su espíritu. Y cuando un hombre ha encomendado su alma a Dios, entonces será más indiferente a las circunstancias: «En Dios solamente está acallada mi alma» (Sal.62:5). Es una buena y excelente cosa encomendar y darnos nosotros mismos a la voluntad de Dios. Sus designios se harán de cualquier modo, por lo tanto estudia la soberanía de Dios y pon tu mente, afectos y tu voluntad a tono con la suya; así  conocerás de verdadera paz.

La consolación mayor ante el peligro se obtiene cuando nos resignamos a la voluntad de Dios, mire la resolución tomada por Joab: «Al ver Joab que el frente de batalla estaba delante y detrás de él, eligió a algunos de entre todos los escogidos de Israel y dispuso sus escuadrones para enfrentar a los sirios. Puso al resto de la gente bajo el mando de su hermano Abisai, quien dispuso sus escuadrones para enfrentar a los hijos de Amén.

Y Joab dijo: Si los sirios son más fuertes que yo, tú me darás auxilio; pero si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte. Esfuérzate, y luchemos valientemente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que Jehová haga lo que le parezca bien. Entonces se acercó Joab, con la gente que estaba con él, para combatir contra los sirios; pero éstos huyeron ante él» (Sam.10:9-13), nótese el «entonces» del (v13); haz tú lo mismo y el Señor será quien peleará por ti; tal como peleó por Jesús y con su muerte, venció la muerte. Amén.