Hoy con Cristo

Hoy con Cristo

PASTOR OSCAR AROCHA
 “Los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas se entran y ahogan la Palabra,  y se hace infructuosa» (Marcos 4:19)

La codicia es un impedimento de la obediencia, y a menos que hagamos una guerra mortal a este pecado el servicio a Dios se vería obstaculizado, y en el peor de los casos casi anulado.

El ídolo de los moradores de este mundo es el dinero; les parece que mientras más tienen, más felicidad tendrán, pero la luz que viene del Cielo no habla así. No han sido pocos quienes por su prosperidad han perdido a Dios; de modo que la miseria que destruye el alma no es vencida con el dinero, mucho menos con el deseo de poseerlo, sino por despreciar este mundo y amar a Cristo; o lo que es lo mismo: «Ser rico para con Dios». El corazón natural tiene la maldición de transformar el dinero en un dios; en cambio la fe hace que Cristo sea el tesoro del que cree.

Leo de nuevo: «Las codicias de otras cosas se entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa»; la codicia no mata, no te hace abandonar la religión, sino ahoga e impide los buenos frutos. El deseo por las posesiones materiales se opone lentamente a la obediencia al Creador. La persona ha oído y conoce la voluntad de Cristo, pero la codicia lo corroe, y el individuo se convierte en un simple religioso, profesa ser Cristiano, pero no da frutos. En resumen, que un deseo inmoderado por las cosas de este mundo es un estorbo a la Fe. Para curarte sólo necesitas observar el curso habitual de la providencia, y en especial con quienes El ha hecho pacto por medio de Cristo. Tal es el argumento que usa Jesús: Dios provee para los cuervos y viste con hermosura los lirios del campo”.  Te pregunto: ¿Será Dios más favorable a una hierba que a uno de Sus hijos? Modera, pues,  tus deseos y  el Señor no te fallará.

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