PASTOR OSCAR AROCHA
Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos (Núm.13:30).
Entre el pueblo hubo un grupo creyente. Su reacción fue buena, confiada, no en su poder, sino en el poder y promesa de Dios. Es sabido que el Señor no estuvo de acuerdo con la desconfianza de la mayoría, de modo que no le mandó a espiar la tierra, se lo permitió para probarles lo que había en sus corazones.
Caleb salió victorioso de la prueba.
Sabemos, por la Biblia y nuestra experiencia, que en toda sociedad hay hombres y mujeres corruptos, pero al mismo tiempo es difícil que no aparezca un hombre fiel. Entre los doce apóstoles hubo un Judas, y entre los doce espías un Caleb y un Josué. Veamos pues, que Dios no abandonará nuestras buenas causas, aun si somos poco en número.
Es notorio que Caleb fue un hombre de fe o de mente espiritual, pues su convicción le impulsó a hablar y le sostuvo cuando toda la multitud estaba en contra de lo que creía.
En ningún momento se le oyó decir palabras de debilidad, sino de fortaleza en fe, notemos su valentía: Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego.
Eso es lo que llamaríamos nadar en contra de la corriente, conducir sus amigos a la verdad y los enemigos contra su persona. Aceptó el reto y enfrentó la multitud.