Hoy con Cristo

Hoy con Cristo

POR PASTOR OSCAR AROCHA
«No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”  (Gál.6:9).

El apóstol aquí nos trae una atinada precaución, porque en todos hay la tendencia a cansarnos del deber de hacer el bien, u obedecer a Dios que es lo mismo. Somos muy dados a inflarnos, pero muy rápidos para excusar nuestra irresponsabilidad, sobre todo en lo que aquí se refiere, hacer el bien a otros, es esta la virtud más escasa, precisamente aquella que más nos ayudaría a dar gloria a Dios, o a identificarnos como criaturas redimidas por Cristo, como está escrito: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Jn.13:35), las virtudes más altas son las más difíciles de alcanzar, y las que más nos van a cansar.

El texto entre otras cosas supone Paciencia y hacer el bien, cualquiera de estos que falte lo echaría a perder.

Paciencia: “No nos cansemos”. La distancia entre dos ciudades es de unos 146 Kms., si solo has recorrido 100 no has hecho la jornada: “Que le serviríamos en santidad y en justicia delante de El, todos nuestros días” (Lc.1:75). Los frutos aceptables delante de Dios son los que estén sazonados con paciencia, Cristo no los come con otra salsa, nótese: “Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Lc.8:15); es buena obra con paciencia. La tentación a desmayar y a apartarte del deber no faltará, pero la Gracia de Dios te sostendrá.

Pregunta: ¿Cómo mantengo la paciencia? Mientras mantengas tu esperanza de felicidad en el mundo porvenir que Cristo ha prometido, entonces estarás corriendo con paciencia, esperando con quietud la cosecha. Por tanto, recuerda siempre esto: Que El cristianismo es una religión del corazón más que de la conducta. No que la buena conducta sea despreciada, de ninguna manera, sino que es como el buen cheque bancario que resuelve muchas necesidades, siempre y cuando el papel esté respaldado por lo que se ha depositado en el banco. De manera semejante un acto piadoso será aceptado delante de Dios cuando tiene un corazón temeroso o recto que lo respalda. Amén.

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