POR OSCAR AROCHA
“En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos” (Sal.119:15).
¿Que es la meditación?  Es el acto de la mente mediante lo cual el alma espiritualiza cada asunto u objeto en que está interesado. Esto es así, porque todo corazón que ha nacido de nuevo es como un destilador: Puede destilar beneficiosos pensamientos o conclusiones de lo que entra a su cerebro.

Los pensamientos son los primeros y más fieles signos de lo que somos y que andamos buscando. Un corazón dominado por la codicia encontraría deleite con grandes y constantes pensamientos tras las ganancias y riquezas. El honor y aplausos engordarían los pensamientos del ambicioso; pero como la esperanza y felicidad de un cristiano sincero están centradas en Dios y Su favor, él no hará otra cosa que frecuentemente centrar su alma en el gozo del Señor. Ante esta realidad es la recomendación para todo Creyente que, mientras sus manos estén empleadas en los negocios de esta vida, su corazón esté en Dios y deleitándose en Sus perfecciones, palabras y obras.

Las meditaciones deben ser consideradas como los medios para obtener un fin mayor, entiéndase influir, afectar y gobernar nuestras almas por los consejos de Dios; debemos estar soplando hasta que la llama se avive.  “La esencia de un perfume afecta más nuestro olfato que una tonelada de pétalos de rosas sin procesar. Así las verdades grandes e importantes son usualmente más seguras, menos controversiales, y más efectivamente. Se imprimen sobre la mente, dejando sobre el alma una agradable influencia para ir tras ellas.  La Meditación hace este trabajo”.

Empléate, pues, siempre en meditar sobre Dios y Su bendita misericordia en Cristo Jesús nuestro Hermoso y Bendito Salvador. Amen.

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