Hoy con Cristo
A los ricos se manda que no sean altivos

<STRONG>Hoy con Cristo<BR></STRONG>A los ricos se manda que no sean altivos

Se necesita sabiduría celestial para que la prosperidad material no destruya el alma de un individuo; pues si el progreso económico es poseído por un hombre cuyo corazón sea necio, dice aquí la sentencia divina, que ciertamente arruinará su alma. Para ganar ventajas contra el mal de la prosperidad material, empléalas en la gloria de Dios y el bien de tu prójimo.

Es justo en la sociedad demandar a los ricos mayor aportación en resolver los males de los pobres, los que más tienen pagan más impuestos. Así las personas en dignidad deben gobernar con ese bendito fin, que la sabiduría, el poder, la santidad, la justicia y la misericordia de Dios sean manifestadas en las diferentes administraciones que Él les ha dado.

Esto significa que cuando Dios  da prosperidad a un hombre, le manda a dar para que de este modo la persona aumente sus riquezas, como alguien ha dicho: “Haz tu nido cerca del Señor y no en esta tierra, porque Dios ha vendido este mundo a la muerte”.

Notemos esta  exhortación: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios vivo. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Ti.6:17-19); esto es, que no seas como algunos que derrochan sus bienes  en cuantas vanidades y deseos mundanos se les ocurra; siembran sus riquezas sobre la arena, olvidando que también de eso tendrán que dar cuentas a Dios; tienen en abundancia, pero no saben ni les interesa aprender cómo hacer el bien a su prójimo, severamente serán castigados por su dureza. Pero aquellos quienes abren su corazón y extienden sus manos al necesitado, serán aceptados y recompensados. Amén.

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