Hoy con Cristo
Acción y oración: una esperanza racional

<STRONG>Hoy con Cristo<BR></STRONG>Acción y oración: una esperanza racional

“Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano” (Éxodo 17:2)

Llama nuestra atención que Moisés no le dijo a Josué: “Mira, yo voy a orar, así que si Dios está con nosotros lo sabremos al darnos la victoria con la oración y si no está con nosotros, perderemos”. No dijo eso, sino que hizo lo mejor que pudo, y luego se dispuso a orar. Eso es lo que podríamos considerar una oración diligente. Enfrentó el problema con valor y vigor, para luego disponer su alma en súplicas por eso. Nótese, primero, el esfuerzo humano, la acción: “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec”; luego, la dependencia divina, la oración: “Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”.

Acción y luego oración. A eso llamamos una esperanza racional, pedir al Señor después de hacer lo mejor que se pudo. Recordemos que la situación de Israel en aquella ocasión fue de debilidad. Por tanto, aún cuando nuestros medios para alcanzar algo sean débiles, con nuestra oración Dios los usará para darnos lo que necesitemos.

Una nota de precaución o balance: hay asuntos hechos por Dios de manera directa, sin importar el medio o instrumento usado. Con una vara sacó agua de la roca; con otra endulzó las aguas. Pero en los asuntos que son nuestros propios proyectos o intereses, debemos escoger el medio o instrumento más apropiado,  el  más eficaz en lograrlo. En vano oraría Moisés en la loma, si Josué no combatiese en el valle. Buscaron la bendición de Dios usando sus débiles esfuerzos. Sería, pues, una burla orar al Señor sin usar esos medios. Con esto no estamos diciendo como un absoluto bíblico el orden de la acción y la oración, sino que es necesario emplear los mejores medios a nuestro alcance, aun siendo débiles, junto con los ruegos.

El asunto no es si la acción va primero que la oración, no. Lo esencial es el uso de  los medios, no el orden cronológico. Amén.

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