“En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue.21:25).

Este versículo describe lo que estaba malo o errado en Israel en la generación de los tiempos de los jueces, y también describe lo que está sucediendo en nuestra generación. Un Individualismo desenfrenado; la crisis de autoridad, el espíritu de confusión, el mal  moral de nuestra sociedad es presentado con fidelidad en este verso. Las consecuencias de no tener rey traía que se gobernaban o guiaban según sus propios ojos, o parecer, y esto produjo el individualismo desenfrenado de aquel tiempo. Es decir, que en ausencia de una autoridad real o legítima el resultado en la sociedad es el Individualismo: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. No dice que hacía mal intencional, sino que hacían lo que les parecía correcto a sus ojos o propia opinión; el sentido del Yo prevalecía sobre y en contra del sentir social o colectivo. Cuando el individualismo desenfrenado infecta la sociedad el gran mal moral tomará toda la nación.

Cuando un hombre hace su propio parecer o su propia voluntad, el individuo busca sentirse bien a sus propios ojos.

¿Qué es este individualismo?  Es cuando el individuo persigue que su propia voluntad prevalezca en desprecio del Creador. Ahora bien, el texto dice “cada uno” no significa que todos y cada uno de los hombres; sino que es una forma general de expresar o enfatizar algo que se desea llamar la atención. Este mal moral o individualismo puede penetrar no sólo en la sociedad, sino también en las familias, esposo, esposa e hijos, donde cada quien hace lo que bien le parece; deciden desarrollar su propia carrera o trabajos; y en algunos casos la pareja se individualiza tanto que se descuidan como pareja y en la instrucción y amonestación en el Señor de sus hijos.  También en los  hijos se muestra el individualismo desenfrenado, no desean estar en la casa y se debilita la relación familiar en el hogar. Por tanto, nadie se sorprenda de la cantidad de divorcios. Amén