Hoy con Cristo
El pasado no afecta sino sus efectos

<STRONG>Hoy con Cristo<BR></STRONG>El pasado no afecta sino sus efectos

Lo que más afecta la mente de una persona, no es tanto su pasado, sino lo que tiene por delante. Cuando hacemos una acción cualquiera, lo que más carga el corazón no es lo que hicimos, sino sus efectos o consecuencias. Aplicado a la vida cristiana significa que no hay un tiempo más importante de averiguar que sería de uno al momento de la muerte. Para los cristianos es el instante de mayor consuelo, lo que será de nuestras almas al morir. Es el final de las aflicciones y el inicio de una gloriosa eternidad en presencia de nuestro hermoso Salvador, Cristo Jesús.

Dicho de otro modo, que mientras estamos sobre la tierra tenemos un tabernáculo terrenal, pero tan pronto como salimos del cuerpo iríamos a otro celestial. Si el nuevo hombre creado en Cristo Jesús fuese destituido de una casa, tendría otra. Sería como mudarnos de una casa a otra mejor. Si una guerra devastara tu ciudad, tu casa, tu cuerpo fuese desolado, consuélate a ti mismo con esta palabra de fe, que hay para ti una villa de retiro, de gozo y deleite sin fin.  Para nadie es un secreto que se aproxima el día donde nuestro cuerpo será visitado con una bancarrota total, o la cita con la muerte. Dos cosas se oponen con eficacia a la vida del cuerpo, los años y las enfermedades, y las dos anuncian de continuo su entrada, y cuando ese día venga el alma creyente será divinamente atencionada, y así está escrito: “Para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.” (Luc.16:9). Tal fue la esperanza de los patriarcas quienes murieron en fe o con la expectativa de esa morada celestial, y de lo cual Abraham fue un tipo: “Esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios… confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Heb.11:10).  En una ciudad hay habitantes. Miles de los que murieron están allí; entre esos, Adán, Abel, Set, Noé, Sara, Rahab, Moisés, Pablo, Pedro, Juan, y muchísimos más.  Amén. 

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