Hoy con Cristo
Es imposible tener a Cristo y el mundo

<STRONG>Hoy con Cristo<BR></STRONG>Es imposible tener a Cristo y el mundo

Esta historia prohíbe toda esperanza de tener a Cristo y el mundo. Este individuo quiso asegurar sus intereses terrenales antes de seguir a Cristo: “Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa” (v 61); esto es, que él se ofreció a sí mismo, pero su corazón estaba en los asuntos de este mundo, en poner en orden los asuntos familiares antes que servir a Dios.

Las palabras de este hombre dejan entrever melancolía o tristeza, como si el ser creyente fuera un problema o una carga, algo perjudicial. Él dijo entre sí, si me hago un creyente no podré volver jamás a ver mis relacionados, por eso tengo que despedirme de ellos antes.

 Para éstos el cristianismo es como una desgracia, pues él habla como si se fuera a morir y por eso se quiere despedir primero. Viene a la mente el caso de aquel joven que creía que ser de Cristo le prohibía aun los deleites legítimos del sexo, y por eso quería gozar del mundo antes de proceder al arrepentimiento. O la jovencita que  quería tener novio y casarse antes de ser cristiana, como si Dios prohibiera el matrimonio, cuando el seguir a Cristo es de mucho más gozo, deleite y consuelo que seguir con todos nuestros familiares, amigos y conocidos.

Es tan imposible calmar la sed sin agua, como ser feliz sin Dios.

Así que todo el que empieza una nueva vida con Cristo debe hacer la firme determinación de ir hacia delante, o no podrá llegar a ningún sitio. No son adecuados para el reino de Dios los que quieren ser cristianos y al mismo tiempo disfrutar de la corriente de este mundo.  Arar o sembrar de ese modo no traerá ningún buen resultado, sino una mala cosecha, perdición del alma. Amén.

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