Hoy con Cristo
La misericordia es grande y dulce

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La debilidad es una de las razones que mueve la gracia de Cristo, y hace que el Señor derrame de Su bondad para con Sus hijos débiles. El texto citado habla de una debilidad por enfermedad, cuánto más será Dios compasivo hacia una debilidad de la fe, lo cual glorifica mucho Su poder.

Tengo para decirte que la profecía revela que el Evangelio fue diseñado para los débiles: “El Espíritu del Señor Jehová está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel” (Is.61:2).

Además de esto, nuestra propia experiencia revela la seguridad del favor de Dios hacia los débiles; pues para nadie es un secreto que los padres son más tiernos, cariñosos y ayudadores con los hijos débiles que con los fuertes. Los papás no besan a los hijos ya crecidos, pero cargan en sus brazos, y acarician mucho a los bebés.

Y la parábola del hijo pródigo es la ilustración escritural que corresponde a este caso, nótese: “Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó”. (Luc.15:20-24).

El padre se le echó al cuello cuando le vio, ¡y cómo derramó su amor hacia a aquel que le había tenido como muerto, y un muerto es la situación extrema de debilidad!

El amor más fuerte de Dios es con los niños en Cristo, puesto que, como está escrito: “Los enfermos (los débiles) necesitan de médico, no los sanos”. 

La misericordia condescendiente es grande y dulce, y es precisamente la que Dios expresa hacia nosotros los débiles, y lo hace por medio de nuestro amoroso y compasivo Sumo Sacerdote,  Cristo Jesús.

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