El poder de Dios viene al corazón humano por el canal de la fe. Esto es, que si el corazón es poseído por el amor o gozo de Dios, somos fuertes, poseemos a Cristo por el creer. Podemos definir el gozo así: Es el estado quieto y reposado del alma Creyente que surge como fruto de disfrutar un claro sentido del amor de Cristo.
¿Cómo obtener gozo? A pesar de que este gozo es fruto de la manifestación de Cristo al corazón, el mismo Señor ha dado medios para que lo alcancemos, pues lo primero para levantar el gozo interno es la humildad: Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios (Sal.51:17). El gozo se ausenta cuando el sentido del amor de Dios se apaga, pero el corazón dolido por su pecado es atractivo de la misericordia divina. Ninguno estima tanto a Cristo como el alma cargada y abatida. Cristo es amigo de publicanos y pecadores. Cuando el corazón es poseído por ese sentido de pecado, levanta una fuerza inusual para buscar y retener a Cristo, y Cristo también se deleita que sea así. El profeta lo dice así: A este miraré, a aquel que es pobre y humilde de espíritu (Isa.66:2).
Otro medio es hacer memoria de favores pasados: Al Señor busqué en el día de mi angustia: Mi mal corría de noche y no cesaba: Mi alma rehusaba consuelo; esto es, que la depresión rondaba sobre su corazón, entonces se movió en busca de gozo: Acordábamos de mis canciones de noche (Sal.77:2,6). Esa visión trajo alegría a su alma recordando victorias pasadas, el amor de Dios a él. La oración: Pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Jn.16:24). Otro medio de gozo es la comunión con los hermanos. Salomón lo dice así: Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? (Luc.24:32). Nótese que el verso dice: El uno al otro. Andemos esta dulce senda y tendremos el gozo del Señor, lo cual es nuestra fortaleza. Amén.