Hoy con Cristo
Su corazón debe buscar ayuda eficaz

<STRONG>Hoy con Cristo<BR></STRONG>Su corazón debe buscar ayuda eficaz

“Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:39)

Cuando el creyente y el ser humano en general atraviesan por una situación adversa, lo natural es apartarse de Dios, y esto se deja ver en que se espera de las criaturas favores que sólo pueden ser hechos por el Creador. Y esta debilidad es una de las razones por las cuales el Señor envía pruebas a nuestras vidas, en tales tratos Dios tiene otros planes, llevará nuestras almas a que renuncien a confiar en la criaturas, y allí estaremos hasta que tengamos la convicción que el brazo de los hombres es débil e infiel.

Marta había tenido esa inclinación; debilidad que Cristo le reprochó, y le dijo que una sola cosa era necesaria.

Aquí le reprende otra vez, y levanta sus ojos al cielo para hacerle sentir la necesidad de buscar allí mejor ayuda de la que buscaría en la tierra.

Como si le dijese que para mirar correctamente hacia arriba había que morir a lo que aquí abajo nos fuera valioso.  Es eso que se llama una aflicción santificada, cuando la providencia nos lleva a renunciar de las criaturas para confiar en Dios, tal como hace Jesús aquí con Marta. Que su dolor y humillación lleven su corazón a buscar ayuda eficaz, la cual viene de Dios.

Por tanto, purifica tu mente cuestionándole sus consejos. En tal caso no podrás hacerle una mejor pregunta, que cuando te traiga una recomendación, y le cuestiones así: ¿Qué ha dicho Dios? o ¿Qué me ha prometido en este caso particular que me acontece? ¿Cuál es mi deber en esta situación? Marta le dijo, que su hermano tenía cuatro días de muerto, que hedía, sin embargo la voz del Señor fue muy diferente: “Quitad la piedra”. Recuerda que toda potestad en los cielos y en la tierra es Suyo, que Su oficio es Salvador, librarte de tus problemas, o lo que es lo mismo, santificarlos para el bien y fortaleza de tu alma.

Amén.

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