El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez tenía 30 años cuando cayó abatido por las balas aquel 19 de mayo de 1965. Primero corrió la versión de que en un enfrentamiento, pero al día siguiente, descubierta la verdad, que fue acribillado por la espalda en una emboscada de las tropas estadounidenses, el pueblo llenó las calles.

El líder de los militares constitucionalistas que buscaban la vuelta al poder del gobierno legítimo de Juan Bosch, pretendía tomar el Palacio Nacional, respaldado por compañeros de armas. Propósito trunco, lo segaron los disparos que derribaron su cuerpo en la calle 30 de marzo esquina Abreu, en San Carlos.

Develan busto en honor al coronel Fernández Domínguez

En el libro Cronología: Revolución de Abril de 1965, Gerardo Sepúlveda, consigna que su muerte a manos de los “yanquis” que intervinieron de forma abierta en la defensa del Palacio, movilizó a civiles y a uniformados en la zona constitucionalista, que exigían un ataque definitivo contra los intervencionistas. Por esto, la consigna “tierra arrasada aunque nos quememos con ella”.

Los mayores recuerdan que eran las 9:00 de la noche cuando el presidente provisional Francisco Alberto Caamaño Deñó, anunció por radio la muerte del coronel, que retornó de Puerto Rico solo cuatro días antes.

Rafael Tomás Fernández Domínguez, sangre y patria

Desde el principio. Bosch asume el 27 de febrero de 1963 y el 15 de junio lo nombra director de la Academia Militar Batalla de Las Carreras. En el cargo solo estuvo hasta el 25 de septiembre, porque ese día fue derrocado el primer gobierno electo por voluntad popular después de 31 años de despotismo.

Desde ese mismo momento, acompañado por otros militares, gestó un plan para terminar con el gobierno del Triunvirato y restablecer el legal. Cabeza del Movimiento Militar Constitucionalista, en la guerra de abril de 1965 fue un líder de primera línea.

Como un legado pero distinto. Nacido en Damajagua, Valverde, el 18 de septiembre de 1934. Hijo del general del Ejército Ludovino Fernández y de Erminda Domínguez. Sobre su padre pesaba la mácula de perseguidor de los jóvenes que enfrentaban al tirano Rafael Leonidas Trujillo.

El militar estaba renuente a que su hijo Rafael Tomás abrazara la vida castrense. Sin embargo, la decisión del muchacho de 19 años pesó más que las advertencias paternas y en 1953 deja la carrera de ingeniería en la Universidad de Santo Domingo, hoy UASD, y entra al Ejército como raso. Ingresa luego a la Escuela de Cadetes y concluye estudios en Ciencias Militares.

Fernández Domínguez el elegido de Bosch

Fernández Domínguez fue parte del grupo de oficiales que rehusó reprimir a los presos políticos en las cárceles del 9 y la 40, en plena dictadura trujillista. Al contrario, derrocado el regimen, contribuyó a la vuelta de la democracia.