POR MARGARITA QUIROZ
Preocupada por la ola de violencia que arropa al país y, a propósito de celebrarse hoy jueves el Día de Corpus Christi, la Iglesia Católica invita a las personas que han perdido su calidad humana a recorrer el camino de la conversión para que nunca más abusen de un don tan preciado como es la vida humana.
De acuerdo a monseñor Benito Ángeles, secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano, cada vida humana es una imagen de Dios y por lo tanto no puede ser violada, maltratada, ni oprimida.
Hoy la iglesia está de fiesta, una vez más los cristianos proclaman que Jesús vive y está presente ante todos los que creen en su palabra. Por eso, los obispos y sacerdotes del país, así como todo el mundo cristiano, realizan en las distintas parroquias y diócesis, una procesión donde presentan la Eucaristía con el propósito de realzar la vida y obra de Cristo.
Como bien comenta monseñor Ángeles, cada festividad de Corpus Christi (Cuerpo de Cristo), primero se realiza una solemne Eucaristía en todos los templos católicos; segundo, los creyentes permanecen horas largas e intensas de adoración ante el Santísimo y tercero, se realiza una procesión dentro y fuera del templo a fin de adorar a Jesús Sacramentado y, éste a su vez, bendiga a todos los que participan en la procesión.
Esta fiesta es oportuna para que cada dominicano pida al Señor las fuerzas necesarias para enfrentar debilidades humanas como el hambre, la injusticia, la violencia y vicios como las drogas que tienen esclavizadas a una gran cantidad de personas, sobre todo jóvenes, dice el religioso.
Su origen
La celebración de Corpus Christi fue instituida por el propio Jesucristo la noche del Jueves Santo, mientras se encontraba junto a los doce discípulos en la Última Cena.
Luego de ahí, a nivel mundial, se han producido varios milagros eucarísticos, que han dado lugar a que este misterio sea celebrado por la iglesia. Cuentan que uno de los más famosos se produjo en 1264, cuando un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de la Eucaristía vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal.
La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 de junio de 1264. Hoy se conservan los corporales donde se apoya el cáliz y la patena.
El papa Urbano IV, movido por el prodigio y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la iglesia por medio de la bula Transiturus, del 8 de septiembre del citado año.
La iglesia no tiene una fecha específica para la celebración del Corpus Christi, ésta dependerá del inicio de la Semana Santa, no obstante, lo que sí está claro es que esta festividad se realiza el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad.
La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la iglesia, pues en ella Cristo asocia su iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas a su Padre en la cruz; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su cuerpo, que es la iglesia.
Hasta tal punto que la Eucaristía es el símbolo de la comida y toda Eucaristía es signo de unidad, diálogo, compartir, fiesta de esperanza en la vida de la familia, dice.
Según monseñor Ángeles, el verdadero significado de esta fiesta es que Cristo, que es consagrado por un sacerdote u obispo, está presente de manera real en el pan consagrado.
Señala que aunque en cada Eucaristía Cristo está presente, los cristianos escogen un día para celebrar el sacramento más importante de la vida cristiana y por tanto la iglesia ha querido dedicarle un día al año para que adoremos intensamente el cuerpo de Cristo, Corpus Christi, en latín.
El buey que habló
Durante muchos años se ha vinculado la celebración del Corpus Christi con la leyenda de que un buey habló a su amo por no respetar este día de recogimiento. Cuenta la leyenda que un campesino, haciendo caso omiso a esta celebración cristiana, salió a arar la tierra con su buey y que éste le habló, reprochándole que ni siquiera ese día lo dejaba descansar.
Para Benito Ángeles eso son creencias tradicionales que van surgiendo en el transcurrir de la experiencia de la fe de los creyentes.