El país suscribió en el 2005 la resolución de la ONU que lo aprobó
Hoy viernes 27 de enero se celebra por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, la más terrible expresión de fanatismo y odio racial de la historia de la humanidad.
La decisión adoptada el 1 de noviembre de 2005 rechaza toda negación, total o parcial de ese hecho histórico en la que seis millones de judíos fueron asesinados en los campos de exterminio de la Alemania nazi. En los hornos crematorios de esos campos fueron eliminados también cientos de miles de católicos, socialdemócratas, comunistas, gitanos y alemanes.
La resolución 60/7, aprobada 60 años después de finalizada la guerra, condena sin reservas “todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar”.
La fecha, 27 de enero, es aniversario de la liberación del primer campo de concentración nazi, ubicado en Bergen-Belsen, en el norte de Alemania. Las primeras tropas aliadas en llegar allí, formadas por soldados canadienses e ingleses, encontraron a miles de famélicos judíos al borde de la muerte a causa del frío, el hambre y las terribles condiciones físicas del campo. Eran personas de todas las edades. Había allí tumbas colectivas en las que estaban sepultados los restos de quienes murieron de inanición y en las cámaras de gas. Se afirma que cuando el comandante en jefe de las fuerzas aliadas, el general Dwigh Eisenhower, llegó al lugar ordenó que los corresponsales tomaran filmaran todo cuanto había porque llegaría el día, como ya ha ocurrido, que “un hijo de puta dirá que nada de esto ha pasado”.
La resolución insta también a la estados miembros a elaborar programas educativos que inculquen “a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”, lo que muy pocos países observan.
El representante local de Naciones Unidas y la embajada de Israel celebrarán a las 11:00 am. de hoy viernes en el Salón de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, un acto de recordación. Pero se desconoce si algún organismo del gobierno tiene preparado actos conmemorativos.
El Holocausto ha sido la más descabellada e inhumana expresión del odio racial que haya visto jamás la humanidad.
Para una idea del irracional odio racial que condujo al Holocausto bastarían dos frases de Josef Mengele, llamado El Ángel de la Muerte por sus criminales experimentos médicos que causaron la muerte de cientos de miles de niños, mujeres y ancianos. Mengele dijo a periodistas nazis con una carcajada: “¿Saben cuál es la diferencia entre una pizza y un judío? La pizza no grita cuando la meten al horno”.
En otra ocasión en referencia a sus experimentos escribió: “Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él; no puedo dejarlo en libertad, pues no existen judíos libres; no puedo permitirles que vivan en el campamento, pues no contamos con las instalaciones que permitan su normal desarrollo; no sería humanitario enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte. Por eso envío juntos a la madre y a la criatura”.
Heinrich Himmler, ministro del Interior y jefe supremo de las temibles SS, fue el responsable de la matanza metódica y sistemática de millones de personas. Entre sus víctimas había judíos, homosexuales, paralíticos, enfermos mentales, polacos y gitanos. Himmler dijo a sus fuerzas: “La orden de solucionar el problema judío es la más terrible orden que una organización jamás podía recibir. Sabemos que lo que esperamos es algo sobrehumano y esperamos que seáis sobrehumanamente inhumanos”.
“Mis decisiones no se verán obstaculizadas por la burocracia. No tengo que preocuparme por la justicia; mi misión es destruir y exterminar, nada más”. Esta frase fue pronunciada por Hermann Göring, jefe de la aviación nazi y segundo poder del régimen y al leerla aumenta a pesar de los años la importancia de la resolución de las Naciones Unidas que declara el 27 de enero como Día Internacional en Memoria de las víctimas del Holocausto.
Con el renacimiento del antisemitismo en muchas partes del mundo, se ha tratado de justificar la matanza de seis millones de judíos al presunto control que sobre la economía tenían entonces las élites judías de Alemania, lo que habría sido causa de la guerra. La tesis es tan demencial como el Holocausto mismo. El célebre escritor italiano Dino Segre, conocido como Pitigrilli, en su novela “Moisés y el señor Levi”, describe una conversación entre dos ancianos sentados en una banca de un parque de Roma, en un ambiente de creciente antisemitismo. Uno le dice al otro: “Habrá guerra y los judíos serán los responsables”. El otro le responde: “Tienes razón, los judíos y los ciclistas”. “Y por qué los ciclistas?”, inquiere el primero. “¿Y por qué los judíos”, agrega el segundo.