XIOMARITA PÉREZ
Hoy se celebra la fiesta de “Los Antonio”. Los hermanos Guillén están llenos de regocijo porque es el segundo domingo de junio, fecha en la que celebran por tradición la fiesta al Santo que siempre los acompaña, que siempre está detrás de ellos cuidándolos y señalándoles el camino del bien, lo que han hecho toda una vida, transmitiendo de generación a generación sus tradiciones, sus costumbres, no sólo a sus familiares sino a una comunidad que los quiere y respeta.

Esta manifestación se ha convertido en un punto de encuentro de estudiosos del folklore, de la sociología, antropología, y hasta de sicólogos y estudiantes que sienten en este pasadía un reencuentro con su identidad.

Todas las expresiones folklóricas que se dan cita en la comarca son propias de la zona, a excepción de la recreación taína de Azua, que se apega más a los aborígenes y sus medios de vida, al igual que la de Los Guillén, por lo que no sobran, le dan lucidez y  valor pedagógico a lo que lo identifican.

Esta fecha es una ocasión para el que no pueda asistir a una manifestación que tiene su fecha propia en el santoral como el gagá de Guanumita, que siempre está presente y que su tradición se realiza en Semana Santa, los serenateros del Santo Cristo de Bayaguana, que se manifiestan el 28 de diciembre de cada año y que con sus plenas o versos improvisan mensajes de la cotidianidad, dando riendas sueltas a su imaginación entre tragos y tragos.

Los palos o atabales, baile nacional por excelencia, por ser tocados, cantados y bailados en la mayoría de las regiones del país, por ser ritual y festivo en otras ocasiones, se puede apreciar en el escenario de Los Guillén o Los Antonio. Se pueden observar diferentes versiones bailables, como el palo cañuto, palo banqueao, la jerapega y otros ritmos como los congos y el priprí que son propios de la Sabana del Espíritu Santo.

Las salves religiosas están presentes, las cuales al ser sagradas su característica es antifonal, donde se alternan grupos que responden a coro, contrario a la salve secular que canta un solista y un coro le responde y que además, este último tipo de salves está acompañada de instrumentos membranófonos, como panderos, palos, balsié o palmadas, dependiendo la región donde se interpretan.  

Yamasá está marcada por esta tradición de la familia Guillén, donde miles de personas acuden donde estos buenos anfitriones desde las 9 de la mañana para participar primero de la misa, porque hay que cumplir con la iglesia y luego embadurnarnos de barro, música, calor humano, esperar la sabrosa comida, reposar, hacer otro recorrido y despedirnos hasta el próximo año.