Entonces, ahora Herminio exclama: “¡Yo, me cuido!… ¿Y tú?
“¡Depende de ti y de mí, y de nadie más, Herminio –grita Píndaro-… De mí depende que use mascarilla… que me lave las manos… que mantenga el distanciamiento de los otros!”… Así refunfuña Píndaro, con sólo pensar que más de 2,600 se han ido de esta vida… “Ellos, al igual que nosotros, amaron la vida… Y digo ‘amaron la vida al igual que nosotros’ porque, por lo visto, hoy nos olvidamos de la importancia del aire de vivir, y demostramos desesperación e impotencia cuando nos vemos obligados a requerir oxígeno de emergencia para seguir con vida”.
Estos dos personajes de la historia quincenal en el periódico Hoy, proyectan sentimientos de pena por los miles que se han ido, rabia ante la irresponsabilidad de muchísimos por su renuencia a cuidarse siguiendo las recomendaciones preventivas, e impotencia al ver cómo por un lado se enfatizan esfuerzos de sectores poderosos para grandes inversiones ‘de nueva imagen del país en el exterior’ –aunque saben de sobra que sus empleados, o familiares, están ampliamente expuestos a contagiarse y hasta morir, en lugar de priorizar una considerable e histórica inversión en “promover hasta la saciedad” las tres medidas de preservar sus vidas: Lavado frecuente de manos, uso de mascarilla siempre que se esté frente a otros, y distanciarse en chercha o fuera de ella…
“El toque de queda es efectivo… Lo que no es efectivo es la actitud de muchos que protestan –exclama Píndaro, mientras Herminio le escucha atolondrado-… No se dan cuenta de que aunque no aceptan la obligación del uso de mascarilla todo el día, tienen la fabulosa oportunidad de quitársela cuando están en casa y descansar sin ella… Conversar con sus cercanos familiares… ¡No los entiendo, caray!”.
“Así es, Píndaro –reflexiona Herminio-… Tenemos la más baja tasa de letalidad en la región del Caribe (1.74%), pero podemos perderla…Estamos mal acostumbrados a hacer lo que nos da la gana… Eso lo hemos aprendido de aquellos que desde el poder, por años, han hecho uso del principio de ‘hacer y dejar pasar’, convirtiéndose en líderes negativos y de los cuales ahora recogemos los frutos de su incompetencia… La fiesta en que queremos vivir nos puede llevar a fomentar el gallo que tenemos dentro… Ese gallo que quizás sea el único consciente del valor de su máscara… Muchos de nosotros acostumbramos usar una mascarilla para tapar nuestros actos, pero nos la quitamos cuando queremos mostrar una supuesta sonrisa y aparentar ser santos de todas las devociones, menos de las que nos protegen…”.
“Así es, Herminio –refuerza Píndaro-… En los barrios se tiende a celebrar a campo abierto… En los sectores del centro de la ciudad, se acostumbra a tapar el sol “covístico” con el dedo de la irresponsabilidad al promover ‘fiestas privadas’… Y, en centros de trabajo -en los que el aire acondicionado te refresca y promueve el acercamiento-, también te contagian… ¡El covid 19 está ahí afuera, listo a atacarnos con su contagio!”.
“Por lo visto, hoy nos olvidamos de la importancia del aire para respirar –expresa Píndaro-, y demostramos desesperación e impotencia cuando nos vemos obligados a requerir oxígeno de emergencia para seguir con vida…La famosa tasa de positividad deseada en esta pandemia es de un 5% o, lo que es lo mismo, que de cada 100 probados, 5 sean confirmados como contagiados… Al día de hoy, la nuestra diaria anda por el 11.41%, o sea que casi 12 de cada cien dominicanos resultan ‘coviados’…Sobrepasan los 600 empleados de la salud los infectados… Y, para que no se crea que es sólo para ‘los viejevos’, ¡ya hay más de 12 mil menores de 20 años!”… “Así es, Píndaro –comenta Herminio-, en todo este desembrollo que crece, la capital y Santiago llevan la delantera en nuevos casos…”.
Ambos tocan puntos sensibles directamente relacionados a esta pandemia… Y, han creído prudente comentar sobre posibles acciones a tomar… Píndaro es quien sentencia… “En este momento, la mejor campaña no es la multimillonaria inversión en una ‘marca país’ que, visto desde el punto de vista práctico y de mercadeo, se quiere hacer para convertirnos en un país/marca… La mejor campaña, en estos momentos de vida o muerte, es bombardear a la población por todos los medios posibles, con una verdad de peso: Lávate las manos, y usa la mascarilla… ¡No te veas ‘coviado’!”.
Y, Píndaro cierra su sentencia al recordar que “en nuestro país nos conocemos como ‘fiesteros’ y, al otro día de los tragos, nos importa el gallo –la resaca-… Lo que ocurre hoy, es que parecemos olvidar la importancia del aire para vivir pero, al descuidarnos, demostramos desesperación e impotencia y nos vemos obligados a requerir oxígeno de emergencia para seguir con vida”… Entonces, ahora Herminio exclama: “¡Yo, me cuido!… ¿Y tú?