Hoy, mañana y siempre

Hoy, mañana y siempre

Hay una gran inquietud reinante por el comportamiento del ayer potro fuerte y brioso del mercado, salvaje e indomable para los pobres, pero dócil y útil para algunos poderosos. Ahora luce desbocado, nervioso e irrefrenable, muy a pesar de los llamados y comandos de su dueño.

Todos los beneficiarios están rompiéndose la cabeza tratando de encontrar la clave mágica que acabe con el caos en crecimiento y devuelva el paradisíaco orden disfrutado hasta hace poco. Gigantes japoneses como la Toyota, Canon y Sony, así como la poderosa surcoreana Samsung, ven con dolor la merma de sus ventas y ganancias.

Los otrora fuertes bancos alemanes y británicos solicitan la ayuda urgente del Fondo Monetario Internacional. El primer ministro británico Gordon Brown declara que se vive una recesión financiera global y que se está luchando en todas las formas, incluido el trabajo con otras naciones, a fin de detener al alocado corcel.

Alan Greenspan, antes considerado el arquitecto infalible de la prosperidad económica de los Estados Unidos, quien se mantuvo creyendo en su perfección por cerca de cuarenta años, admite ahora que su sabiduría no fue capaz de prever los catastróficos acontecimientos del presente y que francamente se había equivocado en sus predicciones. La cara fea de la dura realidad no se ha mostrado por completo, todavía falta mucho por ver.

Acá desde mi humilde butaca intento tomar prestado el telescopio de Copérnico y el atrevimiento de Galileo para encontrar en el espacio polvoriento de la biblioteca virtual del siglo XXI unos trabajos que publicara Juan Bosch el 27 y 28 de agosto de 1985 y de los cuales solamente transcribo un fragmento de párrafo: “En su doble papel de moneda mundial y moneda norteamericana el dólar tenía que sufrir las consecuencias de la política de cualquier tipo que aplicaran los gobiernos norteamericanos porque su condición de moneda nacional sería determinante para el rol que estaba llamada a jugar en el escenario del mundo capitalista, pero esa perspectiva no fue vista a tiempo; ni siquiera fue advertida cuando se presentaron los síntomas del mal de la inflación a nivel mundial que desató la cantidad abrumadora de dólares puestos a circular por los gobiernos de Estados Unidos debido a sus gastos militares”.

Quien desee más información puede revisar el Tomo I de sus Temas Económicos, el capítulo Acerca de la economía norteamericana; La crisis y sus causas. 

Aquellos polvos nos traen estos lodos. Vemos a vivos que se entierran y mueren con sus tesis, al tiempo que contemplamos a muertos que resucitan y salen de sus tumbas para mostrarnos verdades escritas pero que ayer eran consideradas falsedades. Pensadores como Bosch mantienen vigencia hoy, mañana y siempre.

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