Cuenta la historia que estos misteriosos personajes bíblicos «que invaden nuestros hogares la noche del 5 de enero de cada año guiados por una luminosa estrella», llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus obsequios al recién nacido Mesías.

POR HELEN JÁQUEZ
Hoy «ponen» los Reyes Magos y, gracias a esto, mañana, miles de sonrisas se iluminarán, tras descubrir el «tesoro» tan esperado por los más pequeños de casa de  manos de  Melchor, Gaspar y Baltasar.

Según cuenta la Biblia, en el Evangelio de San Mateo (Mt 2, 1-12), estos vinieron de oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. Y aunque en estas escrituras no se dan muchos detalles sobre su origen, características personales, rasgos o nombres fueron asumidos por el pueblo como «sabios» o astrónomos, llamados en aquella época como «magos», porque venían siguiendo una estrella que presagiaba la llegada del nuevo rey.

Como venían con regalos para el rey que habría de nacer, la tradición los describe como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un nombre y rasgos específicos a cada uno.

Melchor, un anciano blanco con barbas blancas tenía para ofrecer a Jesús oro, que representaba su naturaleza real; Gaspar un joven rubio, que le ofrecía a Jesús incienso por su procedencia divina; y Baltasar quien era de raza negra tenía como ofrenda a Jesús mirra, que representa el sufrimiento y muerte futura.

Se cuenta que estos misteriosos personajes bíblicos «que invaden nuestros hogares la noche del 5 de enero de cada año guiados por una luminosa estrella», llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus místicos obsequios al recién nacido Mesías, burlando al infanticida más temido y famosos de la historia Herodes. Pero el mismo San Marcos no ofrece detalles sobre su origen, ni siquiera afirma que fueran reyes, por lo que muchos autores consideran que el evangelista, que escribía para los judíos, los utilizó como recurso para realzar la naturaleza divina y el carácter de Jesús como Mesías.

En San Mateo no se cita el lugar ni el país de donde procedían, aunque todo apunta a Babilonia o Persia; pues Babilonia era un gran centro astrológico, donde al igual que Persia, los magos eran de gran influencia dentro de la población.

Según investigaciones es probable que llegaran a Jerusalén dos meses después del nacimiento de Jesús.

Como todas las historias tienen sus variantes, es de imaginarse que esta también. Se dice que en cuanto al número de magos, se acepta el de tres, teniendo en cuenta el número de presentes ofrecidos. No obstante, en determinadas representaciones pictóricas, por razones de perspectiva o capricho del autor, sólo aparecen dos o, en otras ocasiones, cuatro.

Los tres nombres que han llegado hasta la tradición occidental son Melchor, Gaspar y Baltasar, los cuales no son los nombres primitivos u originales de los magos, los cuales se desconocen por completo.

La representación de uno de los Santos Reyes como hombre de raza negra, no comenzó hasta el siglo XIV.  Un monje benedictino llamado Beda, denominado como el doctor de la Iglesia le dio características raciales a cada uno de ellos para acentuar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y países. Considerándolos representantes de Europa, Asia y África.

Los Reyes de Magos son conocidos por distintas lenguas alrededor del  mundo, como por ejemplo en griego se le llaman Appellicon, Amerín y Damascón; y en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin.

Datos curiosos
Según las diversas tradiciones de los Reyes Magos, el número de ellos varía:
 Tres Reyes Magos: sumado a la leyenda extensamente difundida por la iglesia católica de que los llamados «Reyes Magos» fueron tres, lo cual se desprende del hecho de que fueron tres los regalos otorgados por los magos al niño Jesús.

 Cuatro reyes magos: otras leyendas, indican que además de los tres Reyes Magos nombrados anteriormente, había un cuarto rey mago, el cual en algunas leyendas se le da el nombre Artabán. Este rey mago tampoco tiene fundamento bíblico.

 Doce reyes magos: Los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes. Los cuales tampoco son nombrados en la Biblia.