Un día como hoy pero del año 1960 fue la última vez que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron vistas con vida antes que el sátrapa Rafael Leónidas Trujillo contratara a cinco sicarios para asesinarlas a ellas y a Rufino de la Cruz, el chofer que las trasladó desde Salcedo a Puerto Plata donde visitaron a sus esposos, presos por la dictadura.
Dedé Mirabal, la única hija de Enrique Mirabal y Mercedes Reyes que sobrevivió a la tiranía de Trujillo y quien falleciera en 2014, recordaba siempre que la entrevistaban el dramático momento en el que tuvo que reconocer los cadáveres de sus hermanas en la morgue del hospital José María Cabral y Báez de Santiago.
“Dos estaban en una camilla y otra en el suelo”, describía quien se hizo madre de los seis hijos dejados en la orfandad por sus hermanas.
Este vil asesinato de las denominadas Mariposas fue la gota que rebosó el vaso. La indignación de la población era general y los días de Trujillo estarían contados.
Este crimen político contra mujeres que enarbolaron la bandera de la libertad fue el motivo perfecto para que desde 1981, las militantes en favor del derecho de la mujer observen el 25 de noviembre como el día contra la violencia.
El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer y el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
A través de los años la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha invitado a los gobiernos, las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales a que organicen en ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer.
El año pasado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró que “la violencia sexual y basada en el género es la forma más extrema de la desigualdad global y sistémica que sufren las mujeres y las niñas. No conoce fronteras geográficas, culturales ni socioeconómicas. En todo el mundo, una de cada tres mujeres será objeto de violencia física o sexual…”.