Los restos de Efraín Núñez Núñez, padre de monseñor Agripino Núñez Collado, serán expuestos a las 8:00 de la mañana en la Iglesia Nuestra Señora de la Anunciación, en la Universidad Católica Madre y Maestra, de Santiago. Murió ayer.
Después de la misa y próximo al mediodía, será sepultado en el Cementerio Fuente de Luz, en la comunidad La Paloma.
El fallecimiento de Núñez, de 112 años, ocurrió como consecuencia de problemas de salud que lo afectaron por meses.
Estuvo casado con la señora Ozema Collado, con quien procreó, además de Agripino, a José, Cristina, Guillermo, Juan, Marina, Antonia, Ramón, Jesús, Dulce María, Martín e Hipólito, fallecido.
“Don Bulo”, como le llamaban era un ferviente católico, devoto de la Santísima Virgen María a quien rezaba todas las tardes el Santo Rosario. También oraba a la hora del Ángelus y al levantarse.
Nacido el 28 de diciembre de 1904 en Boca de Bao, era hijo de Teolinda Núñez y Ramón Antonio Núñez, quien murió a los 118 años. Además de la agricultura trabajó años en New York.
Cuando llegó al siglo, dos cónsules de Estados Unidos vinieron a reconocer su seriedad y entrega al trabajo. En los últimos años estaba recluido en su hogar pero sin perder del todo la lucidez.
Bendecía a sus hijos cada vez que lo visitaban y les deseaba: “Que Dios me los haga santos”. Hasta hace poco jugaba dominó. Pero lo que llamaba la atención de sus vecinos era la precisión con la que recitaba las letanías del Rosario.
Residió en La Galeta y allí conoció a Ozema Collado, con quien casó en 1930. La dama falleció en 1993.
Cada diciembre hijos, nietos, biznietos, tataranietos se reunían a celebrar el cumpleaños “del viejo” y antes del almuerzo compartían la misa que oficiaba Agripino. Cuando cumplió 105 años Núñez Collado expresó en la homilía que según las Escrituras el hombre vive de 70 a 80 años “y cuando dura más de 80, la mayoría son de trabajo y vanidad”.