El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debería autorizar urgentemente y desplegar lo antes posible una misión plena de Naciones Unidas en Haití, señaló hoy Human Rights Watch al publicar un documento informativo sobre el tema. La misión debería garantizar una respuesta basada en los derechos humanos para restaurar la seguridad, el Estado de derecho y la gobernanza democrática.
La crisis de Haití ha alcanzado niveles catastróficos debido a que los grupos criminales han intensificado sus ataques coordinados y a gran escala contra la población y la infraestructura clave, desbordando a la policía haitiana y a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS, por sus siglas en inglés) autorizada por la ONU. El documento informativo describe los componentes clave y las salvaguardias de derechos humanos necesarias para que una nueva misión de la ONU sea exitosa, y evite los fracasos y abusos asociados con intervenciones internacionales previas en Haití.
“Las personas que hemos entrevistado en Haití nos dicen que el miedo a los ataques de los grupos criminales se ha apoderado de sus vidas. Hoy millones enfrentan enormes desafíos para conseguir alimentos, agua y atención médica”, dijo Ida Sawyer, directora de crisis, conflictos y armas de Human Rights Watch. “Una nueva misión plena de Naciones Unidas que respete los derechos humanos y se base en los esfuerzos iniciales de la ONU podría proporcionar al pueblo haitiano una verdadera oportunidad para reconstruir sus vidas con esperanza y dignidad”.
En una carta del 29 de noviembre, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas solicitó al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, que presente recomendaciones “de nivel estratégico” sobre el papel que podría desempeñar la ONU para ayudar a abordar la crisis de seguridad, económica y humanitaria en Haití. Guterres debería ofrecer recomendaciones claras y exhaustivas para la rápida transformación de la MSS en una misión que promueva los derechos humanos y la rendición de cuentas y que permita avanzar hacia la seguridad y el Estado de derecho en Haití, señaló Human Rights Watch.
La MSS, autorizada en octubre de 2023 y desplegada inicialmente en junio de 2024, generó esperanzas de que podría mejorar la seguridad. Sin embargo, a pesar del financiamiento de Estados Unidos y el liderazgo de Kenia, la misión permanece en fase de pre-despliegue debido a la escasez de fondos y de personal. De los 600 millones de dólares necesarios para su primer año, sólo se han asignado 97,4 millones de dólares, y sólo cerca de 400 de los 2.500 agentes esperados han sido desplegados. Aunque la Misión ha apoyado las operaciones de la Policía Nacional de Haití contra el crimen y han desarrollado salvaguardas en materia de derechos humanos, la misión no ha obtenido los recursos suficientes para ser efectiva o si quiera plenamente operativa.
Mientras tanto, la población haitiana está a merced de grupos criminales cada vez más organizados y coordinados, que están involucrados en el tráfico de armas, drogas y personas, lo que podría tener graves consecuencias para la paz y seguridad en toda la región. Los grupos criminales controlan actualmente alrededor del 85% de la capital, Puerto Príncipe, y su área metropolitana, y han expandido su control a los departamentos de Oeste y Artibonite. Entre enero y mediados de noviembre, los grupos criminales asesinaron cerca de 4.544 personas, y 4.000 niñas y mujeres denunciaron violencia sexual, incluidas violaciones en grupo, según Naciones Unidas. Más de 700.000 haitianos, el 25% de ellos niños, se encuentran desplazados internamente, mientras que la mitad de la población de Haití enfrenta enormes desafíos para conseguir alimentos, lo que la convierte en uno de los países con mayor inseguridad alimentaria del mundo.
Desde mediados de noviembre, Médicos Sin Fronteras (MSF), una organización clave para la atención de sobrevivientes de ataques y violencia sexual, y otras organizaciones locales han tenido que suspender sus actividades debido a la inseguridad causada por los grupos criminales y a amenazas de las fuerzas de seguridad gubernamentales. Las agencias de Naciones Unidas están ajustando sus operaciones para continuar con su labor, mientras que muchos diplomáticos y personal de organizaciones internacionales han sido reubicados en zonas seguras o evacuados del país, afectando sus actividades.
La policía carece de equipo y personal suficiente y está debilitada por la presencia de agentes implicados en graves abusos o con vínculos con grupos criminales. El gobierno de transición tampoco ha logrado restaurar el Estado de derecho, combatir la corrupción o planificar elecciones creíbles.
En septiembre, el gobierno haitiano solicitó formalmente la transformación de la MSS en una misión plena de Naciones Unidas. Estados Unidos, Kenia, los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Grupo de los Siete (G7), otros miembros del Consejo de Seguridad y el experto independiente de la ONU sobre derechos humanos para Haití han apoyado esta petición.
El Secretario General de Naciones Unidas debería actuar rápidamente para atender la petición del Consejo de Seguridad y, sobre esta base, la ONU debe emprender acciones prontas y concretas en apoyo de Haití.
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Human Rights Watch visitó Haití en julio y ha realizado entrevistas de manera remota desde entonces. Nuestros investigadores han entrevistado a decenas de víctimas de abusos, activistas de derechos humanos, trabajadores humanitarios y de salud, funcionarios gubernamentales, entre otros. Los entrevistados han pedido reiteradamente una respuesta internacional contundente para ayudar a restaurar la seguridad básica, pero insisten en la necesidad de evitar los errores de intervenciones pasadas y de que esta Misión forme parte de una respuesta integral que también aborde las causas estructurales de la inestabilidad de Haití.
Una niña de 15 años dijo a Human Rights Watch, a finales de noviembre, que ha tenido que vivir en la calle en Puerto Príncipe, con sus hermanas de 5 y 7 años, desde que miembros de un grupo criminal dispararan a sus padres durante un ataque en su barrio: “Estaba durmiendo cuando mi padre me despertó. Había disparos por todas partes. Me dijo: ‘Tenemos que huir….’. Salimos de casa, pero mientras corríamos, una bala alcanzó a mi padre en la cabeza y otra a mi madre en el pecho. Mi madre sangraba mucho. Me dijo: ‘Corre, huye’. No tuve más opción que dejarla allí…. Yo no he sabido nada de ella desde entonces…. Me escapé con mis hermanas pequeñas, sin saber qué hacer. Tengo miedo, mucho miedo, de que nos pase algo, de que nos violen al anochecer”.
Al igual que otras personas a las que Human Rights Watch entrevistó, ella describió la extrema necesidad de una respuesta internacional significativa: “La policía sola no puede; necesitamos ayuda urgente. Necesitamos que alguien venga y nos salve de los bandidos, que nos traiga comida, agua, medicinas, ropa. No podemos soportarlo más. Alguien tiene que detenerlos [a los grupos criminales]; alguien tiene que decirles que deben dejar de matarnos”.
“El pueblo haitiano ha sufrido mucho y ha esperado por mucho tiempo una respuesta internacional significativa a la crisis”, afirmó Sawyer. “Naciones Unidas tiene ahora la oportunidad de hacer lo correcto: autorizar una nueva y sólida misión de la ONU que respete los derechos humanos y movilizar los recursos necesarios para que pueda trabajar efectivamente con el pueblo haitiano para restaurar la seguridad, garantizar el acceso a las necesidades básicas y abordar las causas estructurales de la inestabilidad.”