Huawei, y el sigiloso plan para ‘comerse’ el mundo y ganar a Apple y Samsung

Huawei, y el sigiloso plan para ‘comerse’ el mundo y ganar a Apple y Samsung

El jade necesita ser tallado para ser una gema” es uno de los proverbios chinos más populares. Y es también uno que podría definir la estrategia de la china Huawei en el mundo.
“Estamos en un periodo de desarrollo más rápido, porque comparados con el nivel global de Huawei (tercer lugar en participación de mercado a nivel global), tenemos diferencia. Sí que tenemos que desarrollarnos más rápido. Por eso vamos a invertir más durante estos años para construir una marca que le guste a los mexicanos”, dijo en entrevista Louis Cao, country manager de Huawei Consumer Business Group para México.

Huawei Technologies es la compañía de tecnología más grande de China en términos de ingresos, con ventas 60 por ciento superiores a las del segundo puesto, JD.com. Huawei es uno de los mayores productores mundiales de equipos de redes de telecomunicaciones, a pesar de una prohibición de facto que impide que los cuatro principales proveedores de telefonía móvil de Estados Unidos usen sus equipos. Huawei también fabrica un porcentaje cada vez mayor de teléfonos inteligentes del mundo. Estos dos factores la vuelven una firma a temer para muchos políticos y competidores alrededor del mundo.

El miedo se debe en parte al salvaje éxito de Huawei. Además de crecer más rápido que Apple y Samsung, los únicos fabricantes de teléfonos con mayor cuota de mercado global, la compañía ahora tiene la capacidad de producción y los conocimientos técnicos para competir con Qualcomm, una compañía tecnológica con sede en California, en la carrera por desarrollar la tecnología 5G, la quinta generación de infraestructura inalámbrica, que promete conexiones de datos ultrarrápidas para smartphones, vehículos autónomos, equipos industriales y dispositivos médicos controlados a distancia.

Un Huawei con mayor influencia en el mercado 5G podría arrebatar miles de millones de dólares a sus rivales en todo el mundo y cobrar a otras compañías altas tarifas por cualquier patente que posea. En varios países, pero principalmente en Estados Unidos, existe un temor creciente de que Huawei, con su mayor influencia en las telecomunicaciones, suponga un riesgo para la seguridad nacional.

Según algunos funcionarios y legisladores estadounidenses, el gobierno chino podría colarse por la puerta trasera en el hardware y software de Huawei, lo que le permitiría espiar las llamadas telefónicas, los mensajes de texto y los correos electrónicos de las personas en su país.

Huawei, desde luego, desestima los temores. Afirma que su conexión con el gobierno chino no es mayor a la que tienen Apple o Google con Estados Unidos, y que instalar puertas traseras para el espionaje en su hardware o software de redes equivaldría a un suicidio. “Tenemos treinta años en este negocio, y no ha habido un solo problema de seguridad”, dice Joe Kelly, vicepresidente de la compañía para asuntos de medios internacionales. “¿Debería Estados Unidos temernos desde una perspectiva de ciberseguridad? La respuesta es no”.

En tanto que Tyrone Liu, CEO de Huawei Consumer Business Group para Latinoamérica, señaló que “A nivel global estamos en 170 países o regiones (entre ellos Japón, Alemania y Reino Unido); usan nuestros teléfonos y servicios y trabajamos con 46 de los 50 carriers (telefónicas) más importantes del mundo. Tienen la confianza de que no hay problemas”.

Es difícil ponerle un freno a una empresa del tamaño de Huawei, que, además de su crecimiento orgánico, se ha beneficiado de líneas de crédito casi ilimitadas en su país y contratos del gobierno chino.

La compañía tiene 180 mil empleados, la mayoría de ellos ingenieros. Aunque es de propiedad privada, Huawei presenta informes financieros dos veces al año como parte de un esfuerzo de transparencia que busca que gobiernos extranjeros la contraten. Dice que tuvo 92 mil millones de dólares en ingresos en 2017, frente a 35 mil millones de dólares cinco años antes, y quiere alcanzar las doce cifras (es decir, superar los 100 mil millones) en 2018.

De acuerdo con algunas fuentes, Huawei tiene alrededor de 10 por ciento de las patentes 5G, y la compañía dice que tiene 300 de sus mejores ingenieros trabajando a tiempo completo para desarrollar más. Huawei informó que gastó 600 millones de dólares en investigación 5G y espera asignar 800 millones de dólares adicionales este año para llevar la tecnología al mercado. Ya tiene unos 50 contratos con operadoras inalámbricas para probar sus equipos.

La sede central de Huawei en Shenzhen, un campus extenso y tranquilo con edificios bajos, una docena de cafeterías y palmeras, encajaría muy bien en Silicon Valley. La única extravagancia es un gran lago artificial habitado por cisnes negros, que el fundador Ren Zhengfei habría importado de Europa como símbolo de la singularidad de Huawei. Tiene otras peculiaridades. Hasta hace poco, la compañía estaba dirigida por un triunvirato de directivos que se rotaban por periodos de seis meses, y quizás sea la empresa más grande del mundo estructurada como un plan de propiedad de acciones para empleados.

El papel de Ren Zhengfei, quien creció en una zona pobre del suroeste de China, es quizás más convencional. Posee apenas una participación del uno por ciento, pero tiene poder de veto sobre decisiones importantes y sus correos electrónicos delatan su pasado como ingeniero en el Ejército Popular de Liberación.

Ren arrancó Huawei con tres mil dólares en capital de cinco inversores y sin un plan claro. En sus primeros años, Huawei importaba equipos de Hong Kong y los vendía en el continente, pero en poco tiempo los ingenieros de Ren estaban desarrollando sus propios switches para redes de telefonía, los primeros artículos en lo que llegaría a ser un enorme catálogo de hardware de computación y redes.

En el mercado de gama media-alta (entre 400 y 550 dólares) y alta (arriba de los 550) esta aumentando su participación.

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