A Juan Hubieres, presidente de Fenatrano, se atribuye la paternidad de los odiosos y trastornadores paros sorpresa, con los que amenazó castigarnos a partir de esta semana, empezando por la región Sur, como protesta por la decisión del gobierno de eliminar el gasoil subsidiado que entregaba a los transportistas de carga y pasajeros. De manera sorpresiva, valga la redundancia, esos paros sorpresa fueron dejados sin efecto por el propio Hubieres, quien ayer anunció que accedió a la solicitud que le hicieron en ese sentido dos funcionarios, con lo que deja abierto “un compás de espera” para dar oportunidad a buscar soluciones junto al gobierno a los problemas del transporte a través de la Mesa del Diálogo. Hubieres no identificó a esos funcionarios, ni ofreció detalles de lo que le ofrecieron, prometieron o recordaron, pero es evidente que fueron lo suficientemente convincentes y persuasivos como para hacerlo desistir de sus planes. Por eso hay gente preguntándose, curiosa, cómo fue que lo hicieron, respuesta que podría tener el director de OTTT, Héctor Mojica, quien el mismo dia que Hubieres anunció sus paros advirtió que autorizará a otros sindicatos a operar las rutas que eventualmente dejen sin servicio las huestes de Fenatrano. ¿Encontró el gobierno la forma de amarrar a soga corta al belicoso Comandante Rebelde? Los días por venir nos dirán qué hará, finalmente, Juan Hubieres, quien aprovechó la ocasión para soltar uno de los buscapiés a los que nos tiene acostumbrados con su denuncia de que las bombas de patio utilizadas por la mafia que se lucraba del trasiego ilegal del gasoil subsidiado pertenecen a funcionarios del gobierno vinculados al sector. Lamentablemente las autoridades parecen tan poco interesadas en desenredar esa madeja que dudo mucho yo que algún día sepamos la forma en que operaba esa mafia, o quiénes eran sus principales beneficiarios.