Ha habido hogares santiaguenses y de otros tantos pueblos del país que han tomado en serio los mejores valores de nuestras clases medias, que han creído con firmeza en una patria libre y mejor. Luis Eduardo Lora bebió de esa savia en su hogar paterno, y es de esos hombres que construyeron su identidad en torno a héroes patrios, y aún a aquellos héroes de las historietas y el celuloide, como El Llanero Solitario, El Fantasma y otros que, como El Príncipe Tamakún, “el Vengador Errante”, han sido siempre, de diferentes maneras, defensores de la justicia y la verdad, enemigos de todo tipo de injusticia y bandidaje.
Varias generaciones de nosotros, los de entonces, también se nutrieron de las vidas de Francisco de Asís, Martín de Porres, Don Bosco y Gandhi; y llegaron a ser creyentes esperanzados de la revolución, marxista o cristiana, y de que el progreso se trataría de bienestar y justicia para todos. Huchi Lora también construyó parte de su identidad con héroes de la literatura, pero también de gentes valientes de su propio entorno familiar. Asumió todos estos personajes como escritor, versificador, y caricaturista, y especialmente, desde la denuncia periodística, acompañando y edificando, certero y audaz, la opinión de sus conciudadanos. En ese trillo estrecho, Huchi ha sido amenazado, perseguido y encarcelado en múltiples ocasiones, y no pocas veces difamado por sicarios de la comunicación.
Nunca se acobarda, ni transige con la falsedad. No teme destacar las buenas como las malas acciones de los gobernantes y poderosos, aunque lo acusen de parcializado con el tal o cual facción política. Pero tiene preferencia por denunciar las malas acciones de los funcionarios, pues él entiende que a estos los eligen, les pagan y son, además, juramentados para hacer las cosas como manda la ley.
Siempre con dignidad y comedimiento, sin exabruptos ni palabras fuertes, ni siquiera para con sus ocasionales detractores; rara vez asume su propia defensa, y a los que le adversan les agradece públicamente que difamándolo evidencien la distancia moral que él tiene respecto de ellos.
Es, sin duda, un hecho generalizado el de una nación que agradece los servicios de este gran comunicador, don Luis Eduardo Lora, sintiéndose interpretada en la decisión del Ministerio de Educación y el buen criterio de un jurado de periodistas e intelectuales, galardonándolo como el Periodista del Año. Seguramente este hombre reúne todos los méritos, por servir, como lo ha hecho, desde su adolescencia, a su pueblo, a su patria.
Huchi nació para ser el Detective Lora, defensor de los mejores intereses de su país y de sus gentes. Qué hermoso privilegio le ha dado Dios, el de servirle y de mantenerse incólume en un camino en el cual tantos se han extraviado y muchos más ni siquiera dieron los primeros pasos sin titubear y caer. Siento orgullo y satisfacción de haber compartido labores con Luis Eduardo, y de haberlo visto conducir por el mejor camino su hogar y su familia.
Enhorabuena, amigo. Que Dios te abunde en salud y paz, y en nuevas bendiciones.