Huelga presiona gobierno de Evo

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LA PAZ (AFP).- El presidente boliviano Evo Morales estaba ayer, martes, contra la pared ante una creciente huelga de hambre que involucra a 600 personas, incluidos 4 gobernadores, en demanda de consenso en la Asamblea Constituyente para la redacción de una nueva Carta Magna.

A tres días de la inauguración de la II Cumbre Sudamericana, en la ciudad central de Cochabamba, la huelga se masifica contra el sistema de aprobación de la nueva Constitución, votado por el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), de mayoría absoluta -que controla el partido- o +51% de la Constituyente.

Los opositores se empeñan en que la ley sea aprobada por dos tercios del plenario de 255 miembros.

Los gobernadores de las provincias amazónica de Pando, Leopoldo Fernández, y de la gasífera Tarija, Mario Cossío, se sumaban a la huelga que cumplen desde la víspera sus colegas de Santa Cruz, Rubén Costas, y de Beni, Ernesto Suárez, en demanda de consenso en la Asamblea para redactar una nueva Carta Magna.

Fernández, militante de la derechista Podemos, liderada por el ex presidente Jorge Quiroga, explicó que hay “regiones que no tienen nada que ver con la realidad que el presidente Evo Morales quiere darle a este país en una forma unilateral y hegemónica”.

Cossío, ex militante del ultraliberal Movimiento Nacionalista Revolucionario, consideró oportuno “definir de una vez si es que vamos a estar al lado de la democracia, respetar la vigencia de la ley, o vulnerar las leyes de la república”.

Por su parte Costas advirtió que la política de Morales en la Constituyente atenta contra la paz social en el país, mientras que Suárez llamó a “un nuevo pacto social, (donde) de cada tres bolivianos dos estemos de acuerdo, y no que sólo refleje la visión de un solo partido”.

Costas y delegados ciudadanos de 21 distritos rurales amenazaron con conformar una “Asamblea Legislativa”, si la Asamblea Constituyente no aprueba las autonomías regionales masivamente votadas en esa provincia del oriente boliviano.

Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, que forman una suerte de “media luna” geográfica alzada en rebeldía contra Morales, aprobaron en julio último en un referendo un modelo de autonomía del poder central de La Paz.

Las otras cinco regiones bolivianas, bastiones políticos del oficialista MAS, negaron este mecanismo.

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