SAN CRISTÓBAL. En demanda de la apertura de un hospital, el   restablecimiento y la mejoría de los servicios básicos en distintos puntos de  esta provincia, se han producido  en esta provincia tres movimientos huelgarios  en menos de 24 horas, convocadas por organizaciones populares y comunitarias.

El pasado lunes, moradores de Cambita Garabitos se lanzaron a las calles por segunda ocasión, colocando obstáculos en las vías, en demanda de que sea reabierto el hospital construido en esa localidad.

La construcción de ese centro hospitalario  se inició  durante  el gobierno de Partido Revolucionario Dominicano -PRD-, en el año 2000, siendo concluido por el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana -PLD-, en el  2008.

La Secretaría de Salud Pública dispuso su equipamiento, luego de que la comunidad hiciera un paro de actividades el pasado año, durante el cual  se produjo la muerte de uno de los manifestantes.

Además de los habitantes de Cambita Garabitos, con  este centro hospitalario se beneficiarán más de 100 comunidades, entre estas La Colonia, Los Cacaos, El Majagual,  Manomatuey, El Cinco y Lla Cebolla.

Asimismo, Mucha Agua,  La Toma  y otras localidades productoras de cítricos, aguacate, café, cacao y otros rubros agrícolas.

Ese mismo día, en el municipio de Villa Altagracia cientos de moradores se lanzaron  a las calles en contra de un vertedero que, según señalaron, pone en peligro la salud de   muchas familias.

En varias ocasiones el síndico de ese municipio al norte de esta provincia, Pedro Peralta, ha advertido que no recogerá los desperdicios hasta que Medio  Ambiente le habite un lugar adecuado para su depósito final.

La protesta de Villa Altagracia fue encabezada por niños y mujeres,  quienes expresaron   que la cercanía del depósito de basura les provoca enfermedades resperiratorias y de la piel.

Cambita Uribe.  En tanto que la junta de vecinos de Cambita Uribe protestaron,  con la quema de neumáticos y troncos de árboles en las calles, en demanda del restablecimiento del servicio de agua potable y la energía eléctrica, y la reconstrucción de los caminos vecinales.

Esta comunidad tiene diez años sin agua potable, a pesar de estar a escasos metros del acueducto de San Cristóbal, en tanto que el servicio de energía eléctrica es precario y los caminos vecinales se deterioran progresivamente.